Comienza un nuevo año. Un año que puede ser definitivo para el presente y futuro de México. Como muestra, a menos de una semana de empezar enero, en San Lázaro ya tenemos una agenda legislativa de gran importancia. El día 3 de enero, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión aprobó un periodo extraordinario de sesiones, que comenzará el próximo miércoles 16 de enero.

El objetivo de este periodo extraordinario es que ambas cámaras desahoguen puntos de primera importancia para la vida nacional. En la Cámara de Diputados se discutirán dos temas trascendentales: La conformación de la Guardia Nacional, y la reforma del artículo 19 de la Constitución Política en materia de prisión preventiva oficiosa. En el Senado, por su parte, se llevará a cabo el proceso de selección para el nombramiento del Fiscal General de la República. Otro tema toral.

Es así, que el 16 de enero comienzan a debatirse asuntos que van a definir la vida y el porvenir de todos los mexicanos. Esto no es algo menor y, como tal, los legisladores tenemos la enorme responsabilidad de ejercer nuestra función con inteligencia y criterio, anteponiendo siempre la defensa de la democracia, la libertad del individuo y el bienestar de todos los habitantes.

En estos temas de enorme magnitud —como lo es la conformación de la Guardia Nacional—, como en todos los temas que tocan las fibras más profundas de nuestra vida como nación, es prioritario ponderar los elementos que han hecho grande a este país. Ante todo, se debe pensar en las próximas generaciones, porque serán los jóvenes los que heredarán mañana el México que se estamos construyendo hoy.

En este sentido, los legisladores debemos garantizarle a los mexicanos los principios democráticos e institucionales por los que se ha luchado durante tantos años y con tanta fuerza. El Congreso, como uno de los tres poderes de la Unión, tiene la vocación de ser un contrapeso autónomo e independiente en la toma de decisiones que definen el desarrollo nacional. Es de suma importancia que este contrapeso se ejerza con energía y determinación, y que bajo ningún motivo se pierda el enorme aporte que significa tener un Congreso libre, que piensa, antes que en los intereses partidistas, en las personas a las cuales representa y a las cuales se debe.

Y este mismo principio de autonomía y balance de poder, es el que los legisladores debemos buscar y garantizar en las leyes que impulsemos, para así lograr que los tres poderes y los órganos constitucionales autónomos tengan la capacidad para ser un elemento crucial para enriquecer la vida democrática y libre de México.

Este es un año fundamental para México. En este año debemos demostrar que en México la democracia existe más allá de las elecciones, que el país ha dejado atrás el caudillismo y que no es una sola voz la que dicta el futuro, sino un conjunto de voces autónomas y complementarias, que asumen el principio de pesos y contrapesos que exige la materialización de un Estado constitucional 
de derecho.

Son muchos los retos que hay por delante —terminar con la violencia y la corrupción, mejorar la transparencia, erradicar la pobreza, incrementar la cobertura de salud pública, entre muchos otros—, y para lograr avanzar los legisladores debemos tener una visión de largo plazo, que se plasme en leyes y políticas públicas eficientes, humanas e incluyentes.

Un nuevo año es una nueva oportunidad para construir un mejor país. No debemos dejar pasar esta oportunidad. Todos los mexicanos estamos llamados a cumplir con nuestra responsabilidad. Estar a la altura de las circunstancias exige esfuerzo, humildad y capacidad para alcanzar acuerdos. El mayor anhelo al comienzo de 2019 es que al cerrar este año, México sea un mejor país gracias a nuestro trabajo.

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