Fernando Savater escribió: “A diferencia de la vejez, que siempre está de más, lo característico de la juventud es que siempre está de moda”. Si usted observa la fotografía del Instituto Electoral de Querétaro a la cual, amablemente, sin tapujos, presunciones hipócritas y con agrado, aceptaron nueve de los candidatos a la gubernatura, puede observar un agradable ramillete juvenil. Omito los partidos políticos que representan estas personas con ímpetu fresco, cercanía y conocimientos de la sociedad y, con prestancia accedieron a la fotografía en cuestión; me refiero a Mauricio Kuri González, Abigail Arredondo, Raquel Ruíz de Santiago, Miguel Nava Alvarado, Beatriz León Sotelo, Juan Carlos Martínez Cecias Rodríguez, Katia Reséndiz Jaime, Penélope Ramírez Manrique (de quien recuerdo siempre esa música que tiene como voz e interpretando el Himno Nacional en el Teatro de la República, hace algunos ayeres) y, María de Jesús Ibarra. En el centro, resalta la figura del primero de los nombrados y reafirma el refrán popular “Para ser dirigente, líder o gobernador, lo primero que se requiere, es… parecerlo”.

Por su Historia, ubicación geográfica y actualidad Querétaro se ha distinguido por sus jóvenes, quienes como dijo Ernesto “Che” Guevara: “La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera”, cierto, tu voto es producto de la democracia participativa, misma que no se agota en la justa electoral, sino en permanente vigilancia de que, quien resulte vencedor, cumpla al 100% sus promesas de campaña. A mi juicio, puedo afirmar que ya sabemos el nombre del vencedor, no porque quien esto escribe sea adivino, sino porque no sólo las encuestas lo favorecen, sino por su trayectoria socio-política, experiencia en lograr acuerdos, tender puentes de comunicación para dirimir diferencias, para definir nuestro destino. Por el contrario, según Joaquín Rocha de la Universidad Maimónides: “Cada uno envejece como vive. Se vive según el camino que cotidianamente se va construyendo. ¡Cuántas trabas se implantan en él! Cada etapa de la vida tiene su propia razón de ser. Ninguna es mejor o peor que la otra. Todas forman parte de la historia personal, que estará más cerca de la felicidad. Cada cosa llega en el justo momento, nunca en las vísperas”; es decir, saber envejecer con dignidad para dejar sus lugares a la juventud. (Continuará).

Especialista en Derecho del Trabajo, Certificado por el Notariado de la Unión Europea. lopezaso@outlook.com.

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