“Todo el mundo tiene todo lo entregado a ellos. Los ricos se heredan. No me refiero sólo a la herencia de dinero. Me refiero a lo que la gente da por sentado entre las clases media y alta, que es el nepotismo, la red de amiguismo” (Toni Morrison). La vi por vez primera a finales de los 90s en un evento del PRI en el hotel Holiday Inn de la Avenida 5 de febrero, años antes era una litigante independiente, desconocida y mediocre. En el evento citado, portaba un vestido exageradamente corto y colorido para su edad, ya avanzada por aquel entonces; se encaramó desde temprano en la primera fila, frente al estrado de las ponentes. Al llegar el turno de las preguntas, se levantó como si hubiera sido proyectada por el resorte de su vulgaridad y la moderadora del evento, tuvo que cederle el micrófono. Al hacer uso de la voz, no hablaba, gritaba dirigiéndose no sólo a las ponentes sino al público en general; gesticulaba, se balanceaba en sus pies, alababa torpemente a la candidata y tal era su protagonismo, que las palabras se le trababan; defendía al partido y con su diarrea verbal pretendía, sin lograrlo, hacerse notar positivamente a los ojos de todos; obvio, nunca lo ha logrado pues todas y todos ya la conocíamos; recuerda “Quod natura non dat, Salmantica non praestat”. Había merodeado en el PRD; pasó sin pena ni gloria. En su trabajo, se encargó de colocar en todo el estado, a su parentela e incondicionales, con jugosos sueldos por realizar nada; su prepotencia abarcaba sus deseos de presidir su centro de trabajo y lo intentó sin éxito, pues de nueva cuenta, todas y todos sus pares, la conocían. Vendió una sentencia sobre desconocimiento de paternidad a una industria embotelladora y se coló para las fotografías con el primer mandatario de la nación, quien se deshizo de ella al enviarla hacia un nuevo fracaso. La juventud queretana con ideas frescas, honestas y limpias y las mujeres habrán de decidir quién ocupará la más alta posición política en el estado; algunas desconocen lo antes escrito sobre este ente; empero su actuar público y notorio, basta para repeler toda simpatía, todo agrado, toda inteligencia y sus promesas son tan vacuas, estériles, demagógicas, fatuas y triviales que al decir de AMLO en un debate de Tv, es fantoche, pues esta entidad es como lo dijo don José Mujica: “Pobre no son los que tiene poco. Pobres son los que quieren más y más, infinitamente más y nunca les alcanza”. (Continuará).

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