La disyuntiva que enfrentan Donald Trump y Estados Unidos es ser la potencia dominante o la líder: en la primera domina quien establece las reglas del juego y en la segunda las debe concertar con los demás actores internacionales y aceptar las que éstos plantean. A Trump no le han importado ni ha asimilado las consecuencias de sus decisiones ni el impacto que han tenido al interior y exterior.

En sus libros ha dejado claro que “si tu enemigo es débil, aplástalo; si es fuerte, negocia con él”. Por eso su amistad con Rodrigo Duterte, de Filipinas, que invitó a la Casa Blanca; su defensa a Vladimir Putin, de Rusia; ha recibido en su casa de Florida a Xi Jinping, de China; ha estrechado cordialmente la mano a Abdel Fattah el-Sisi, de Egipto; ha felicitado telefónicamente a Recep Tayyip Erdogan por el referéndum que lo empoderó en Turquía.

Sencillo, amable y con la seriedad que exige el trato con los mandatarios internacionales, este 15 de junio Eduardo Roldán presentó al Grupo María Cristina Trump contra el mundo: El presidente de la discordia. Ahí comentó que “la élite corrupta que nos gobierna no ha comprendido que tenemos fortalezas para negociar con EU: 36.5 millones de mexicanos en ese país y solo 4 millones indocumentados, el resto contribuye a la economía norteamericana con el 8% de su PIB [...] hay 500 mil empresas cuyos dueños mexicanos le aportan 17 mil millones de dólares. Esa élite del gobierno tampoco ha leído los 17 libros del presidente norteamericano. En El secreto del éxito y el arte de negociar, señala: “tienes que ser duro como el hierro y estar dispuesto a golpear fuerte si quieres arrasar”. Donald Trump es un psicópata, pero eso no quiere decir que sea tonto, afirmó el ex embajador de México en Argelia. Mucha gente dice que es buen negocio cuando ambas partes ganan, pero no: un buen negocio es cuando ganas tú y pierde la otra parte, dice Trump.

“Sé cuándo mi oponente es débil y cuándo debo arrasar con él. Tienes que amenazar y asustar [...] para poder conseguir algo.” “Nunca muestro mis cartas, actúo como si no estuviera seguro [...] esto hace que mis oponentes se esfuercen más por hacerlo y me lo entregan prácticamente en la mano.” “Debemos negociar desde la fortaleza”, continúa Trump, “Yo con los fuertes negocio, a los débiles los aplasto. Es más importante ser respetado y temido por tus trabajadores que simpatizarles. Me encanta vengarme cuando alguien me hace daño”.

¿Por qué Trump odia a México? El doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Columbia responde: “porque la primera esposa de Trump lo traicionó con un mexicano. Los encontró en la cama y por eso se divorció. Por otra parte, de los negocios que tenía en Tijuana y Cancún, dos abogados mexicanos le ganaron un caso a uno de los mejores bufetes jurídicos de EU”.

La negociación del TLC no era técnica, sino política, y Trump lo entendió desde un principio, “por eso sigue jugando con nosotros”. “Muchos creen que tengo mal genio, pero no es cierto, soy duro y exigente pero nunca pierdo el control […] No hay nada más importante para mí que la emoción de ir contra la corriente.”

Los muros siempre fueron un distractor y lo utilizó para favorecer compañías que aportaron dinero a su campaña, afirmó el autor de El terrorismo global y sus implicaciones en el ámbito de la defensa y seguridad nacional de México.

Para 2050, una prospectiva señala que la economía de EU pasará al segundo nivel mundial y la primera será China. India ocupará el tercer lugar con 28 mil millones de millones de dólares. El cuarto Indonesia; el quinto Japón y Gran Bretaña; el sexto Brasil; Italia y Francia saldrían del grupo de las diez economías más importantes del mundo.

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