La doble moral de AMLO y Morena, les permite acusar a sus adversarios de inmorales si vislumbran la posibilidad de estos que se salgan de las reglas del juego, pero consideran que a ellos sí le es lícito hacer trampas, chantajear a sus rivales o aliarse con la delincuencia consentida (permitida y afectivamente cercana), como lo hicieron el pasado 6 de junio, cuando ganaron 4 de las 6 gubernaturas en juego.

La enseñanza y el aprendizaje vienen del análisis de los datos: el uso electorero de los programas sociales, que en otras administraciones fue fustigado por AMLO, hoy se justifica para su causa. Hubo un notorio crecimiento de beneficiarios de programas que votaron por Morena, respecto de elecciones anteriores. En Aguascalientes, 46% fueron beneficiarios de programas sociales; 48% en Durango; 72% en Hidalgo; 71% en Oaxaca; 64% en Quintana Roo y 55% en Tamaulipas.

Otro elemento notorio es el papel de la delincuencia consentida en dos elecciones cruciales: Tamaulipas y Oaxaca, donde se impidió a la oposición instalarse, cuidar casillas, y se obligó a la población a votar por Morena. Todo dentro de lo que se ha vuelto norma en este gobierno en su lógica de ganar-ganar: unos ganaron gubernaturas; otros, plazas y facilidades para el trasiego de drogas.

También el uso de los órganos de inteligencia a favor del presidente y su partido, gracias a lo que ha podido doblar a los corruptos gobernantes del PRI en varios estados, entregando votos y plazas a cambio de impunidad y cargos en embajadas o consulados de México en el extranjero, con lo que se convierte a la Cancillería en basurero político. Este hecho le quitó a la alianza opositora, vía PRI, votos significativos y abre un gran interrogante respecto del papel de ese partido en las elecciones de 2023 y 2024.

No es secreto que la falta de estructura, cuadros y líderes, los ha suplido Morena con militantes de otros partidos que tienen fuerte presencia en las plazas a competir. Así, según los analistas, ha logrado colocar como gobernadores a sólo a 3 militantes natos de Morena, y el resto son ex militantes del PRI y PRD, quienes son competitivos y tienen prestigio social.

Adicionalmente, la oposición apostó por el discurso anti AMLO, pero carente de propuestas y narrativas ganadoras que no logró impactar en los sectores pobres, donde Morena prevalece gracias a los programas sociales y a la labor de los Servidores de Morena (ex de la Nación).

Dentro de las enseñanzas ya sabidas por la oposición, pero no capitalizadas, se encuentra estimular la participación ciudadana: entre más votantes acudan a las urnas, mayores posibilidades tienen de ganar. Para lograr esto requieren candidatos y propuestas competitivas, capaces de atraer al electorado que los castiga con su voto gracias a sus pecados del pasado y al continuo recordatorio que de ello hace AMLO en las mañaneras. Mientras la oposición no limpie su conciencia frente a la sociedad, reconozca sus errores y los enmiende, seguirá siendo víctima de su pasado y del insidioso ataque de AMLO.

Para ganar las elecciones de Estado de 2024, la oposición tendrá que demostrar, con resultados cuantitativos y cualitativos, que son mejores a los de Morena. El buen manejo de los recursos no es suficiente. Igualmente tendrán que tener líderes y propuestas competitivas que desenmascaren la supuesta la autoridad moral que AMLO y Morena pregonan, pero no poseen.

Periodista y maestro 
en seguridad nacional 

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