Cuarenta años hace que un puñado de 30 jóvenes estudiantes y profesionistas, inteligentes, entusiastas, valientes y visionarios, se dieron a la grandiosa tarea de crear en Tecomatlán, Puebla, región de la Baja Mixteca, a la asociación Antorcha Campesina como instrumento de lucha para proteger a humildes campesinos del cacicazgo del que eran víctimas.

Este proyecto no fue resultado de la imaginación y del espontaneísmo del entonces reducido grupo de jóvenes luchadores, sino de un estudio concreto de la realidad concreta de nuestro país, bajo la dirección del genial Ingeniero, Aquiles Córdova Morán, actual Secretario General del antorchismo nacional, quienes ya desde ese entonces, a pesar de su juventud, concluyeron en que en México existía inequidad en el reparto de la renta nacional, producida por todos los mexicanos y en la necesidad de que esta se distribuya lo más justamente posible, sin esperar nada más que la satisfacción de luchar por un mundo de luces solamente, en que el hombre trabaje y viva sin llorar, donde el alma se expanda y vibre tiernamente como el ave que canta, como el cielo y el mar,

Durante estos 40 años, Antorcha Campesina se ha multiplicado de manera gigantesca, pasando de los 30 iniciadores poblanos, a los cerca de un millón trescientos mil antorchistas distribuidos en las treinta y dos entidades de la república, entre campesinos, obreros, colonos, estudiantes y profesionistas, todos, luchando incansablemente al mismo tiempo contra el enemigo común: la pobreza que azota a los más de 85 millones de mexicanos.

Haciendo un resumen de la estadística interna de la organización, vemos que cientos de miles de mexicanos han resuelto sus necesidades de vivienda, escrituración de lotes, agua potable, electrificación, drenaje, pavimento de caminos, educación, salud, entre otras, muchas de ellas arrancadas literalmente a los gobernantes a pesar de la obligación que éstos tienen de ejecutarlas, pues son construidas con recursos aportados por propio pueblo a través de sus impuestos.

Trabajar por mejorar la calidad de vida de las familias pobres de nuestra patria no ha sido ni es fácil, pues ha tenido sus costos y consecuencias. El antorchismo nacional ha sido objeto de calumnias y despiadadas críticas a través de los medios de comunicación por quienes con el desarrollo de Antorcha consideran perjudicados sus intereses.

Pero no solo eso; para llegar hasta aquí, como pasa con todo movimiento auténtico del pueblo, decenas de antorchistas de Puebla, Estado de México, Veracruz y últimamente nuestros queridos y valientes compañeros oaxaqueños, han entregado su vida; ha habido víctimas de secuestro por razones políticas, como el que actualmente padece Don Manuel Serrano Vallejo, padre de la destacada antorchista y presidenta municipal de Ixtapaluca, Estado de México, Marisela Serrano Hernández; cárcel como las ocurridas en aquí en Querétaro durante todo el gobierno de los panistas yunquistas, Francisco Garrido Patrón y Alfredo Botello Montes y en general, represión de caciques y poderosos funcionarios públicos enemigos del progreso.

Por esta razón, durante el presente año, los antorchistas nos hemos dado a la tarea de celebrar en cada entidad estos 40 años de lucha nacional, como se hizo ayer en Oaxaca y Morelos, y que finalizará en el mes de noviembre con la celebración de los antorchistas del Estado de México con 130 mil asistentes al estadio azteca. Así, los antorchistas de los 18 municipios queretanos nos aprestamos para celebrar cuarenta años de trabajo y lucha por la felicidad de los pobres del estado, el próximo 3 de agosto en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez a partir de las 11 de la mañana al que quedan todos cordialmente invitados.

Líder en Querétaro del Movimiento Antorcha Campesina

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