Después de la segunda vuelta de las elecciones en Brasil, el pasado 30 de octubre, en la que se impuso Lula da Silva (50.9%) ante Jair Bolsonaro (49.1%), el mundo entero observó la eficiencia, eficacia y autonomía del sistema electoral brasileño. Un padrón de 156 millones de votantes diseminados por un extenso y complejo territorio no impidió que la ciudadanía tuviera resultados certeros de la elección presidencial, apenas dos horas y media después del cierre de casillas.

El Instituto Nacional Electoral (INE) tiene mucho que aprender de la experiencia brasileña. Reza un dicho popular, “Todo lo que no avanza, retrocede”. Quienes apuestan por “no tocar” la estructura del INE en México, contravienen un principio fundamental de la democracia: la capacidad de transformación de las instituciones para responder a las nuevas demandas de participación política impulsadas por diversos actores sociales.

La Reforma electoral promovida por el ejecutivo federal no propone la desaparición del INE. Por el contrario, impulsa su fortalecimiento a través de cambios que le permitan alcanzar una autonomía real. Y, al mismo tiempo, disminuir los gastos onerosos que lo convierten en uno de los sistemas electorales más caros del mundo.

Pero, ¿qué propone la Reforma electoral? Conocer su contenido mínimo es fundamental para tomar una postura frente a los cambios que en este momento se están discutiendo en la Cámara de diputados.

El INE no desaparece, lo sustituye el INEC (Instituto Nacional de Elecciones y Consultas), organismo que continuará operando como una entidad autónoma.

Los consejeros del INEC y magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) dejarán de ser integrados a partir de cuotas partidistas, ahora serán propuestos por los tres Poderes de la Unión y elegidos mediante voto popular en elecciones abiertas.

Plantea la reducción de 11 a 7 consejeros del INEC. La eliminación de plurinominales y la disminución de 500 a 300 diputados y de 128 a 96 senadores.

Cancelación de los Organismos Públicos Locales (OPL), para no duplicar funciones y presupuesto. El INEC estará encargado de organizar la jornada electoral federal y local.

Propone financiamiento público a partidos políticos únicamente en periodos de campañas electorales y reducir de 48 a 30 minutos diarios la propaganda política en radio y televisión.

Sugiere, también, disminuir la participación en una consulta popular del 40 al 33% para que sea vinculante y la implementación del voto electrónico.

Una encuesta oficial organizada por el INE en septiembre pasado, cuyos resultados se mantuvieron “ocultos”, según declaraciones del propio presidente de la República, contiene datos que muestran un amplio apoyo ciudadano a la Reforma electoral impulsada por el gobierno. El 93% de los encuestados apoyan recortar el dinero a los partidos políticos y disminuir el número de legisladores. El 78% está de acuerdo en que los consejeros y magistrados electorales sean electos por voto directo de la ciudadanía. El 74% acepta reducir los recursos que se le otorgan al INE. Y, el 52% está a favor de refundar el INE y el Tribunal Electoral.

Doctorada en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y Posdoctorada por la Universidad de Yale

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