De Tin Marín de Do pingüé, Cúcara Mácara títere fue...

Está en marcha el destape del tapado; el viejo rito sagrado y sublime del poder priísta.

Esta tarde se reúne el Consejo Político Nacional tricolor para definir las reglas de selección de su candidato presidencial y otros aspirantes a cargos de elección popular. Se votará por el método de la asamblea de delegados para ungir a los elegidos en un ritual que miente, pero no engaña. ¿Cómo ocurrió en Campeche, donde quitaron el candado que cerraba la puerta a aspirantes externos al partido, y se leyó como una dedicatoria para subir a José Antonio Meade a la eliminatoria para designar candidato a “la grande?

Pero ese método dizque democrático parece ser lo de menos, porque la fortaleza electoral del PRI radica en la cohesión y unidad de su militancia, advierte Miguel Ángel Osorio Chong, uno de los señalados en la lista de los cuatro fantásticos con más posibilidades de ganar la postulación. Por cierto, en entrevista con el diario El Sol de México, el secretario de Gobernación convoca a los aspirantes a la candidatura presidencial a tener la madurez necesaria para aceptar los resultados de la contienda interna…

Las reglas no escritas del PRI dicen que todos los militantes son iguales, aunque ya sabemos que hay uno más igual que el resto, cuyo voto pesa más.

El PRI es un partido de añejos usos y costumbres y Enrique Peña Nieto gusta, defiende y practica el ceremonial maquinado por los abuelos herederos de la Revolución. Disfruta manejar el misterio. Juega a placer con una decisión que, paradójicamente, representa la cúspide y el principio del ocaso de su poder. Será él, y sólo él, quien decida y asuma las consecuencias del éxito o fracaso de un delfín, que, a diferencia de los viejos tiempos, en la próxima elección no tiene garantizada la victoria.

La tradición del tapado ha sacado a relucir viejos artilugios que no han podido ser arrumbados: muchas bolas… de cristal, cartas de Tarot, o diabólicas güijas. Todos los métodos predictivos, esotéricos o supuestamente científicos son manejados por analistas, comentócratas y periodistas en apremio de ganar la primicia y presumir en su momento las habilidades que los lleven a adivinar el nombre preciso.

Los ansiosos miran atentos para atisbar las mínimas señales que apunten al futuro candidato presidencial del PRI… ¿y de la prisa quedará el cansancio?

Hasta ahora, la balanza podría moverse en favor de José Antonio Meade, Aurelio Nuño, el propio Miguel Ángel Osorio Chong, José Narro o bien hacia alguien más que no haya sido mencionado. Cualquiera, incluso los descartados, podrían entrar en la mente y el corazón del gran elector, quien revelará su decisión en el momento que juzgue más propicio. ¿El mes que viene?

Podremos ufanarnos de tener conocimientos e información privilegiada; saber de encuestas privadas, preferencias y hasta el sentir del “señor Presidente”. Podemos elucubrar sobre las fuerzas priístas, las cuotas, las amenazas y el peso de grupos distintos al de Peña Nieto. Podemos apostar a la lógica y al final caer en la trampa ilógica.

No nos hagamos bolas. Nadie conoce el rumbo de una decisión personalísima que marcará la competencia electoral de 2018.

Adivinar no es ciencia ni arte… y quien adivina, desatina.

EL MONJE PRI-MOROSO: Partiditos o partidazos practican, cada cual, sus “dedazos”. El PRI lo lleva en su ADN y lo decide EPN; tiene tela de donde cortar. Son muchos los llamados, pero sólo uno el elegido para librar la madre de todas las batallas electorales. Es tiempo de jugar, fintar y engañar… tiempo de querer a más no poder.

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