Del 25 al 28 de octubre fueron instaladas mil 73 mesas de votación en 538 municipios en las 32 entidades de la República mexicana, esto con el objetivo de consultar a la población sobre el tema de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

La pregunta realizada fue: “Dada la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, ¿Cuál opción piensa usted que sea mejor para el país?”. Las opciones a elegir fueron: “Reacondicionar el actual aeropuerto de la Ciudad de México y el de Toluca y construir dos pistas en la base de Santa Lucía” o “Continuar con la construcción del nuevo aeropuerto de Texcoco y dejar de usar el Actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México”.

A esta convocatoria asistieron 1 millón 67 mil 859 ciudadanos en todo el país, de los cuales 747 mil (69%) votaron a favor de las dos pistas en Santa Lucía, mientras que 310 mil 463 (29%) optaron por que se continuara la obra en Texcoco.

Específicamente en Querétaro, 21 mil 362 ciudadanos participaron expresando su opinión, de los cuales 12 mil 727 estuvieron a favor del proyecto en Santa Lucía y 8 mil 520 porque se continuara con la construcción del NAICM en Texcoco.

Tuve la oportunidad de apoyar en una de las mesas de consulta en esta ciudad capital. Igual que en las otras 14 mesas instaladas en los 4 municipios más poblados de nuestro estado, el entusiasmo caracterizó a quienes asumimos la responsabilidad de atender estas mesas. En Querétaro cientos de ciudadanos donamos nuestro tiempo y esfuerzo en una causa que consideramos de la mayor importancia para México; más allá de la consulta sobre el NAICM enfrentamos con éxito el reto de ser capaces de escucharnos entre todos: los participantes, los organizadores, los facilitadores, la población en general.

El tema de la construcción del Nuevo Aeropuerto generó encuentros y desencuentros, en uno de esos desencuentros un joven desconocido me preguntó enfáticamente ¿Qué saben ustedes sobre aeropuertos?, supongo que con la intención de evidenciar que al carecer de datos técnicos especializados sobre aeronáutica estábamos impedidos de convocar a una consulta y mucho menos a emitir nuestra opinión a favor o en contra de cualquiera de los dos proyectos: Texcoco o Santa Lucía.

Yo le contesté: No sé de aeronáutica. De lo que sí sé, es de queridos compañeros Texcocanos perseguidos por oponerse al despojo de tierras, sé de familias que el día de hoy lloran por la desaparición de alguno de sus integrantes por oponerse a la construcción del Nuevo Aeropuerto; también sé de esas mujeres que fueron violadas como una forma de represión en contra de los pueblos organizados y de la política de miedo que siembra el gobierno cuando quiere inmovilizar a las comunidades para que nada se oponga a sus obscuros intereses económicos y políticos. También sé que hoy se nos está preguntando.

El arremetió: No pregunté eso, pregunté si sabían de aeropuertos, ¿saben o no saben? (siempre en plural aunque sólo yo era como su interlocutora) ¡si o no!, enfatizó.Contesté con las siguientes preguntas: ¿Como seres universales que somos no tendríamos que oponernos a cualquier proyecto que finque sus cimientos en la sangre, sufrimiento y despojo de otro ser humano?; ¿sería válido avalar un proyecto que beneficiará a los grandes capitales mientras tenemos conciencia de que miles de personas son destinadas a la muerte por hambre y olvido?; ¿podríamos fingir que desconocemos que al continuar con la construcción del NAICM en el Lago de Texcoco el daño ecológico será irreversible y las nuevas generaciones serán perjudicadas?, a lo que mi interlocutor no pudo contestar nada.

Finalmente ese proyecto fue rechazado. La conciencia colectiva a favor de la madre tierra y de los pueblos originarios se hizo escuchar. Los pendientes en nuestro país siguen siendo demasiados, la única diferencia es que hoy la esperanza acompaña nuestro andar.

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