La baja o pérdida de credibilidad en la mayoría de la oposición al Presidente y la llamada “4T”, la ausencia de un proyecto político-social con propuestas sólidas y atadas en la realidad que viven sectores de la población, más caer en el juego discursivo de López Obrador en las conferencias de Palacio Nacional, han puesto a la oposición a un strike del ponche, en el argot del beisbol.

Mientras la oposición política construye o encuentra opciones creíbles para 2021, las posibilidades de contrapeso, seriedad y lucha frente a los excesos y los errores de la “4T” y el Presidente están en colectivos que han mostrado fuerza en las calles, coherencia en sus exigencias y un discurso anclado en la sociedad.

Una amiga maestra de la UAQ, conocedora de la denominada “izquierda social”, agregó un movimiento más, que históricamente ha mostrado las desigualdades del sistema económico: el zapatismo. Con el avance de la obra del “Tren Maya”, este movimiento podría tener más visibilidad, vigencia y fortaleza.

La comunicación política y el sistema político de México han sido una incógnita para descifrarlos en su totalidad. Durante este sexenio no ha sido la excepción.

La oposición política no logra articular o hacer un contrapeso. Esta incapacidad va más allá de su número de legisladores en el Congreso de la Unión, sino porque sus integrantes reaccionan, lamentan y se quejan pero no proponen, además de exhibir desconocimiento en varios rubros de interés para las mayorías. Junto con ello, habría que considerar los niveles de aprobación hacia el Presidente.

Si se pone atención a las opiniones y percepciones de la gente de a pie, retoman elementos del discurso presidencial, pese a equívocos y descalificaciones de AMLO.

Su narrativa tiene penetración y eco incluso en Querétaro, una de las tres entidades con menor aprobación hacia su gestión de acuerdo con los resultados del último ejercicio de Consulta Mitofsky. ¿Cómo ocurre o es posible esto?

El consultor Luis Antonio Espino da algunas pistas en un artículo de The Washington Post publicado el 7 de octubre. Bajo la premisa de que las conferencias “mañaneras” se han desaprovechado como herramienta de interés público y participación ciudadana, no así para propaganda, retoma a Fieschi para señalar cuatro “atractivos” o elementos que identifica en el discurso del “PG”: simplicidad, inmediatez, transparencia y autenticidad.

Si a estos elementos añadimos el juego y los desafíos verbales que lanza en las conferencias, que los opositores hacen caso, por ingenuidad, enojo o algo más, tenemos otro ingrediente que al final lo favorece.

Un ejemplo: el “reto” a FRENAA para juntar 100 mil personas que marcharan en su contra, cifra que por más fotos, videos, frases y tuits que quisieron aparentar juntarla hace tres sábados, no consiguieron.

Cayeron en el desafío del Presidente y la evidencia mostró limitaciones, una vez más, de FRENAA, como cuando afirman “comunismo” detrás de la política y las decisiones de AMLO, los videos que han mostrado más casas de campaña que personas en sus plantones afuera del Palacio de Bellas Artes o el Zócalo, o el video-meme con las casas de campaña vacías impulsadas por el aire, del suelo al cielo frente a la Catedral.

Durante la semana que concluye, el segundo strike vino de la “opinocracia”, los “comentócratas” e incluso periodistas quienes con la captura del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional con Peña Nieto e investigado y detenido en Estados Unidos por vínculos con el narcotráfico, han querido minimizar las implicaciones y la trascendencia del hecho para el país. No importa que vuelvan a caer en el ridículo o se evidencien solitos.

En un contexto de Serie Mundial en el béisbol, la oposición tiene el desafío de no volver a abanicar, sino conectar un hit o home run.

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