“Un hombre puede ser destrozado, pero jamás derrotado”; escribió Ernest Hemingway en su libro con el que obtuvo el Premio Pulitzer: “El viejo y el mar” y este principio lo cultivo desde niño, pues mi vida ha sido una constante lucha; de niño al tener que enfrentarme a golpes con las pandillas del barrio y al escapar a los diez años de la casa familiar trabajé vendiendo periódicos, lustrando zapatos o abriendo zanjas para meter tubos de agua potable. En esto, no soy diferente a algunos. A partir de la adolescencia y estudios profesionales y en la práctica, así como al escribir y publicar, enfrentarme a cada paso con la envidia, misma que comenzó a detenerme hasta que aprendí que se debía a que yo iba adelante; por eso me denostaban a mis espaldas.

Jorge Luis Borges me plagió el Aleph, aprovechando que yo todavía no nacía, empero en ese Aleph que soy, se concentra toda una vida de experiencias. He subido a las cumbres más altas de todo tipo de éxitos; me he derrumbado hasta lo más bajo y despreciable a donde puede llegar el ser humano y he logrado levantarme. En política me inicié en el PRI en donde aprecié el enriquecimiento ilícito y bestial de muchos, pasé al PAN para que MPA no me metiera a la cárcel por haber logrado la suspensión provisional en unos amparos en los que representé a unos industriales contra el pretendido aumento de cobro del agua; ahí en el PAN, viví muy de cerca la hipocresía y doble moral de una porción. Fui candidato a la presidencia municipal y gané; otros aún cosechan los frutos que sembré. Fundé Convergencia para que otros llegaran a ocupar puestos políticos. Sin embargo, nada de esto hizo mella en mi alma y corazón, pues fue el precio que tuve que pagar para ser libre; no atarme a nada ni a nadie. Lo reitero, soy ese Aleph que se encontró brillante, independiente y cohesionado por historias, experiencias vastas de la vida. Ahora me levanto cada mañana con la tarea única y exclusiva de ser feliz. Pretendo estudiar y no puedo; quiero escribir y no me es posible, intento preparar los asuntos de mi despacho de abogados y tampoco puedo, porque llega la felicidad y me distrae y no me queda tiempo para otra cosa, sino sólo para vivir. Estoy consciente de lo que llamaba problemas, en realidad son lecciones. El Amor es el que me gobierna. Vivo y duermo en paz, por eso os pido amable lectora, si en este momento estoy soñando, no me despiertes, pero si estoy despierto, no me dejes dormir. (FIN)

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea. 
lopezaso@outlook.com

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