“Mamá soy Paquito… Y haré travesuras, porque soy un niño y me gusta explorar, intento expresar mi mundo interno con imaginación y creo una realidad en la que me encantaría que me acompañaras, me guíes, me aceptes, me entiendas”. 
Y Paquito sonríe nervioso, esa travesura que acaba de hacer según su maestra llego a los límites, “es urgente llevarlo a un especialista”, escucha Paquito a la maestra expresarlo con su madre, ésta, con angustia, sólo asiente con la cabeza, toma de la mano al pequeño y sale del recinto.

Dentro de la angustia del pequeño, intentaba entender qué había hecho mal, su imaginación lo invitó a luchar contra guerreros de papel que amenazaban con destruir todo a su paso, el sólo quería ayudar, salvar vidas, y en esa feroz batalla, se había llevado un jarrón que tenía la maestra sobre su escritorio.

“¿Qué hiciste?” Fueron las palabras que lo hicieron salir bruscamente de su embeleso, abrió los ojos lo más que pudo, intentando observar y entender la “tragedia” que angustiaba a su maestra, “¡pero si solo era un juego!”, pensaba, “¿porque es tan difícil de entender?”.

En los últimos años la depresión, la ansiedad y la angustia en los menores de edad ha venido en aumento, algunos viven en total abandono emocional por las jornadas tan prolongadas de los padres, se utilizan los centros de estudio como guarderías casi permanentes, y algunas veces la misma escuela se convierte en perseguidora y aniquiladora de emociones, ya que por lo regular entendemos por un niño disciplinado aquel que sólo permanece sentado y obedece sin chistar cualquier instrucción.

El niño y el adolescente se acostumbra a vivir con miedo, a expresarse poco, y esto nos da como consecuencia  jóvenes resentidos con un pobre o nulo manejo de emociones.

Somos padres ocupados, incapaces de escuchar, mucho menos de atender y acompañar en todas las etapas a nuestros hijos.  Somos padres poco asertivos que por lo regular nos vamos a los extremos, podemos ser demasiado rígidos o permisibles, provocando en ellos incertidumbre y vulnerabilidad en sus vidas.

Entendamos pues que la salud emocional de los niños es tan importante como la física, aprendamos a identificar signos que puedan decirnos que nuestro hijo o hija esta deprimido, ansioso o le cuesta mucho gestionar adecuadamente sus emociones:

* Intensifica sus emociones. Es decir, llora sin motivo aparente o suele enojarse con mucha facilidad. 
* Tiene malos hábitos de sueño: duerme más de la cuenta o tiene insomnio. 
* Presenta síntomas de ansiedad: se come las uñas, se jala con regularidad el cabello, etcétera. 
* Tiene malos hábitos alimenticios: come en exceso o deja de comer.

Hagamos conciencia, eduquemos y acompañemos con amor, en cualquier papel que nos toque vivir dentro de la vida de los pequeños: padre, maestro, tutor, etc. Seamos congruentes, aprendamos primero a manejar nosotros nuestras emociones y démosles a ellos la oportunidad de vivir en plenitud y crecimiento. Dejémoslos jugar, ensuciarse, caerse, imaginar, indagar, explorar, pero siempre acompañados, esto los hará adultos plenos y felices. Y si es necesario, busquemos ayuda a tiempo, no permitamos por ningún motivo que nuestros hijos engrosen estadísticas grises de pequeños que pudieron haber brillado y se convirtieron en noticia.

Gracias por darte el tiempo de leer mi columna. Sigo al pendiente de tus comentarios y sugerencias, ¿qué tema te gustaría que abordara? Exprésate, para mí, es un placer compartir contigo… Linda vida. Puedes enviar un WhatsApp al 9982412230, dejar tu comentario en mi página de Facebook “Aprendiendo a Vivir” o “Gloria Villalobos” o en la página de EL UNIVERSAL.

Frases para trabajar esta semana: 

“Confío, libero y suelto con amor”
“Atraigo a mi vida 
personas maravillosas”
“Comprendo con amor 
todo lo que me rodea”

Recomendaciones de libros que pudieran ayudar en el tema que estamos trabajando.

— Las 6 decisiones más importantes de tu vida, Por Sean Covey.
— Quiúbole con…, de Gaby Vargas y Jordi Rosado.  
— Padres e hijos, de Jorge Bucay.

“Aprendamos a vivir, 
haciéndonos responsables 
directos de nuestra felicidad”

Comentarios y sugerencias: 
Gloria Villalobos Corral 
Terapeuta de Psicología Clínica 
y Programación Neurolingüistica 
gloriavillalobos_3@hotmail.com 
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