El líder del Sindicato Nacional de Petroquímica, Similares y Conexos de la República Mexicana, Gilberto Muñoz Mosqueda, fue cazado hace dos días por un comando, en la colonia Ampliación San José de Salamanca, Guanajuato.

Al líder sindical, de 84 años, brazo derecho del secretario General de la CTM, Carlos Aceves del Olmo, lo atacaron mientras circulaba en su camioneta por la calle Sol. No solía hacerse acompañar por guardaespaldas.

El reporte indica que el propio Muñoz Mosqueda reportó los hechos al 911. Elementos del Mando Único se dirigieron al lugar. Asentaron en su informe que una familiar del lesionado acudió al lugar y se negó a proporcionar, tanto los generales del herido, como los suyos propios. Ella misma lo trasladó al hospital en un auto particular.

Según el reporte, personal médico manifestó que al arribar a las instalaciones, “el masculino ya no presentaba signos vitales”.

A la mañana siguiente, en un puente que conduce al campus de la División de Ingeniería del campus Irapuato-Salamanca de la Universidad de Guanajuato, apareció una manta supuestamente firmada por el Cártel Jalisco Nueva Generación. “Ven te dijimos Gilberto Muñoz Mosqueda que con la empresa no se jugaba viejo culo y vamos x todos los colaboradores de este wey que ya sabemos quienes son”.

La amenaza iba dirigida al ex presidente municipal Antonio Arredondo, al ex comisario y jefe operativo Juan Duarte, y a la actual presidenta municipal, Beatriz Hernández.

“Y esto les va a seguir pasando a los que no se quieran aliniar (sic) con la empresa”, concluía el mensaje.

Hace poco más de un año, el 25 de enero de 2018, pareció que la guerra por el robo de combustible había cruzado, en el estado de Guanajuato, una frontera inédita. Ese día fue asesinado el capitán segundo en retiro Tadeo Linol Alfonzo Rojas, jefe del departamento de Seguridad Física de Pemex en la refinería de Salamanca. El capitán estaba encargado de organizar la vigilancia alrededor de los ductos que parten de la refinería “Antonio M. Amor” y atraviesan distintos municipios antes de internarse en territorios de Jalisco, Aguascalientes, Michoacán y Zacatecas.

Alfonzo Rojas llevaba a sus hijos a la escuela, dos hombres en moto le dieron alcance. Las autoridades declararon que el militar había llevado a cabo una serie de acciones tendientes a evitar el “huachicoleo”, y que posiblemente dichas acciones no fueron del agrado de un grupo criminal. El estado es escenario de una pugna entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Santa Rosa de Lima.

Se presume que el 31 de enero pasado el líder de uno de esos grupos, José Antonio Yépez, El Marro, dejó una camioneta con explosivos a las puertas de la refinería, y un mensaje dirigido al presidente López Obrador, en el que se le exigía sacar a las fuerzas federales de Guanajuato.

En abril pasado, otra manta atribuida al Marro acusó al presidente de seguir sentenciando “a más policías inocentes” y lo amenazó con enviarle un nuevo “regalo”, esta vez a su domicilio particular.

En 2018, 64 policías perdieron la vida en Guanajuato: 11 de ellos en Salamanca. Ese año se registraron en el estado 3 mil 21 homicidios y se detectaron 1,600 tomas clandestinas. Para entonces habían sido ejecutados el líder del PRI en Celaya, Jorge Montes González (25 de de enero de 2018), el ex alcalde de Pueblo Nuevo, José Durán (septiembre de 2017), y el director de policía Santos Juárez Rocha (julio de 2017), que un mes antes le había dicho a sus hombres que el secretario de Seguridad Ciudadana “andaba con la maña”.

Al adoptar la decisión de enfrentar el “huachicoleo”, el presidente determinó que se diera en Salamanca la primera gran irrupción de marinos, militares y federales: Salamanca es el lugar del estado en donde hay más personal federal desplegado. Durante los últimos cinco meses, todo ese despliegue, sin embargo, no ha dejado un solo hombre detenido a través de trabajos de inteligencia. Las detenciones logradas por la guardia se han debido solo a los patrullajes realizados. Las tomas clandestinas tampoco han bajado y en los primeros meses del año incluso aumentaron.

Hoy el crimen ha subido un peldaño más. Muñoz Mosqueda llevaba más de cuatro décadas como líder sindical. Había sido alcalde, senador y diputado. Sobre las razones por las que se ordenó su muerte aún no hay respuestas. Solo casquillos en el asfalto.

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