Parece un lugar común pero no por eso debemos dejar de sensibilizarnos ante el horror que esto implica: México es el país más peligroso del mundo occidental para ejercer el periodismo. Tan solo este año, seis periodistas han sido asesinados, la más reciente, Norma Sarabia Garduza en el estado de Tabasco.

La violencia se ha adueñado de nuestro país y la muerte se ha vuelto algo que nos acompaña cotidianamente como el aire que respiramos. Parece ya no sorprendernos un asesinato más, otro feminicidio o escuchar que otro colega periodista es víctima de la violencia. Y esto, definitivamente, no puede seguir así.

Ante esto, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) organizó la Cumbre de Libertad de Prensa, la cual tuvo lugar en el Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México.

De acuerdo con los organizadores, el objetivo de la cumbre fue “reunir a periodistas, representantes de la sociedad civil y del gobierno para identificar acciones y establecer prioridades en la protección de ataques contra la prensa durante el sexenio del Presidente Andrés Manuel López Obrador”.

Jan-Albert Hootsen, representante en México del CPJ, aseveró que la cumbre es un evento único, “que surge a raíz de la desbordada crisis que persiste asediando a la prensa mexicana”.

Periodistas nacionales e internacionales, funcionarios, diplomáticos, lectores, radioescuchas, televidentes, internautas, estudiantes, docentes reunidos en un mismo lugar para debatir sobre una de las aristas del grave problema de violencia que sufre nuestro país: la violencia contra periodistas.

Tres mesas fueron las que se organizaron: “Impunidad en crímenes contra la prensa en México”, “Libertad de prensa en América Latina” y “Los Medios y el Estado”, donde periodistas de la talla de Anabel Hernández, Adela Navarro, Blanche Pietrich, Mary Beth Sheridan, Nayeli Roldán, Gabriela Warketin y Daniel Moreno debatieron con funcionarios y políticos como Jesús Cantú, titular de la unidad de Acceso a la Información de Presidencia de la República y la diputada federal Tatiana Clouthier.

Las palabras de Anabel Hernández resonaron fuerte en el primer encuentro. Ante el por qué están matando periodistas, la periodista lo resumió así -palabras más, palabras menos-: En democracias débiles, con instituciones corrompidas, los periodistas se han convertido en el último bastión de justicia, por eso nos asesinan.

Por cada periodista asesinado, silencian a muchos más y que ante la falta de justicia en nuestro país, los periodistas se han convertido en una especie de barandilla, de Ministerio Público. Y añadió que los periodistas no han dejado a la sociedad, por eso ahora los periodistas pedimos a la sociedad que no nos dejen solos.

El momento emotivo fue cuando al hablar de la supuesta protección que brinda el Estado a los periodistas con sus mecanismos de protección, mostró cual fue la protección que le enviaron representantes del gobierno de Peña Nieto justo antes de presentar uno de sus libros: un chaleco antibalas, el cual sacó y nos mostró a la audiencia. Así de corta es la mirada de algunos funcionarios para entender la raíz del problema de la violencia en este país, no solo contra periodistas sino en toda la sociedad.

Otro de los destacados fue el debate entre Daniel Moreno, de Animal Político y Jesús Cantú, funcionario de transparencia del gobierno de AMLO, pero que, por cuestión de espacio, reseñaremos en una siguiente entrega.

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