En el actual debate sobre la iniciativa de reforma del Sistema Eléctrico Nacional, es necesario recordarles a los que se oponen a tal medida que la energía eléctrica no se puede tratar como cualquier mercancía y que en general esto sucede con todos los energéticos, sean hidrocarburos, uranio o litio. La ausencia de energéticos en un país implica una debilidad estructural, y su control por otro país implica riesgos en la seguridad nacional, mientras que el control por parte de privados implica una pérdida de la capacidad del estado para resolver los problemas asociados al acceso a los energéticos por parte de la población, del transporte, de la industria y de los servicios.

Cuando en 2005 la empresa china China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) intentó adquirir Unocal, entonces la tercera compañía petrolera de EU, diputados y senadores, demócratas y republicanos, se opusieron a la venta aduciendo razones de seguridad nacional. Al final, Unocal se vendió a Chevron, aunque se hayan obtenido 2 mil 500 millones de dólares menos de la oferta de CNOOC.

Y cuando en 2008, la empresa rusa Lukoil intentó comprar a la española Repsol, el entonces líder del partido popular y posterior jefe de gobierno, Mariano Rajoy, declaró que “no se puede poner nuestro petróleo, nuestro gas, ni nuestra energía (eléctrica) en manos de los rusos, eso nos convertiría en un país de quinta división”.

En 2008 la francesa Électricité de France (EDF) intentó adquirir a la española Endesa, se armó un pool de empresas españolas como Repsol, Gas Natural, Iberdrola y Unión Fenosa (hoy Naturgy) para que “todo quede en casa, sin interferencia de los grandes grupos europeos, como EDF”.

El depender de extranjeros en el sector energético es de extrema debilidad para un país, lo vuelve extremadamente vulnerable a los intereses extranjeros.

Lo acabamos de vivir en México a principios de año, cuando el gobernador de Texas ordenó a las empresas privadas cesar la exportación de gas natural, para tratar de paliar la crisis derivada de la onda gélida de febrero.

La medida anterior provocó pérdidas en México de al menos 2 mil 700 millones de dólares en los seis estados fronterizos del norte de México, afectó a más de 2 mil 500 empresas y a casi un millón 300 mil trabajadores directos.

No, los energéticos no son cualquier mercancía. Está en juego la soberanía y la seguridad nacional.

Presidente del Consejo Estatal de Morena

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