Unos cuantos magistrados, que se cuentan con los dedos de una mano, podrían quitar de la Presidencia de la República al ganador del 1 de julio.

Basta que una mayoría de los 7 que conforman la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación esgrima argumentos leguleyos y vote para anular la elección.

Ahí radica la gravedad del mensaje que mandaron el lunes por la noche.

El Instituto Nacional Electoral ya había establecido que Jaime Rodríguez, El Bronco, no sería candidato. El independiente cometió  toda clase de trapacerías y no logró juntar los apoyos válidos.

Sin embargo, tres hombres y una mujer decidieron que el aspirante va porque va.

No importó el ardid mayúsculo, o que el INE presentó evidencias que echaban por la borda la burda estrategia, o que la propia magistrada presidenta, Janine Otálora, fuera clara en contra de la inclusión del ex gobernador de Nuevo León.

No vieron y tampoco buscaron otra salida. José Luis Vargas, Indalfer Infante, Mónica Soto y Felipe Fuentes interpretaron que interpretaban derechos.

Metieron con calzador al de las trácalas (si no es que al delincuente; ya lo investigarán otras instancias).

Cuando la noticia se confirmó (se filtró desde antes de la sesión) pocos festejaron.

El Bronco agradeció a Dios. Ríos Piter le mandó un afectuoso abrazo. Y Aurelio Nuño dio la bienvenida a su incorporación.

La gran mayoría —intelectuales, académicos, expertos juristas y sociedad en general— mostró asombro, preocupación y repudio.

La inverosímil sentencia de esta semana no sólo dañó la credibilidad del tribunal, también prendió alarmas.

La afectación directa es que el que transó, avanzó.

Pero la amenaza futura es que el ganador podría perder.

Si cuatro magistrados (recordemos que tres estuvieron en contra) ordenaron que el señor Rodríguez esté en la boleta, ¿de qué más serán capaces?

Esos mismos miembros de la Sala Superior del TEPJF calificarán la elección, y cuando los perdedores impugnen después de la jornada electoral (seguramente lo harán), tendrán la última palabra. Inapelable.

Imagínense que resuelvan con los endebles criterios y en igual sentido como lo hicieron con El Bronco. No importaría la voluntad de los mexicanos expresada en las urnas, sino las trampas y los acuerdos.

Ya demostraron que es posible. Pero ojalá se sumen a la seriedad con la que actuó la presidenta Janine.

RAZONES Y PASIONES. Se conocieron nuevas revelaciones sobre lo sucedido con los normalistas de Ayotzinapa gracias a pesquisas… en Illinois, Estados Unidos.

Jefes del cártel Guerreros Unidos en Chicago habrían ordenado apoyo a policías y autoridades mexicanas.

Estas pruebas debilitan, una vez más, la verdad histórica; redimensionan la gravedad de las desapariciones y asesinatos, y refuerzan la recomendación del  GIEI de investigar el trasiego de droga de Iguala a Chicago.

¿Para cuándo, PGR?

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