La enorme diversidad de razas y etnias en la especie humana, su genética y las características individuales que incluyen la personalidad, el temperamento y otras más, hacen de cada una de las personas, seres únicos. La cultura, los usos y costumbres van moldeando y forjando algunas más, que el ser humano desarrolla en el transcurso de su vida mediante la educación que sus padres o quienes le arropan en su niñez le dan, así como la formación que pueda tener en la escuela, si es que llega a acceder a la misma y de una manera destacada el entorno general que le rodea. La gente puede aprender, desarrollar y hacer suyos ciertos valores como la honestidad, la generosidad, la solidaridad y el apego a la justicia y equidad. Sin embargo, también, como dirían los clásicos, se puede acomodar ‘en el lado oscuro de la fuerza’,  y con ello, lejos de ayudar a sus semejantes, aprende a dañar y aprovecharse de los mismos. Afortunadamente para la humanidad, son mayoría la gente que le preocupa su bien y el de los demás, ya que de otra suerte nuestra especie estaría en riesgo de desaparecer de la faz de este planeta.
Hay seres especiales que enfrentan la vida con una discapacidad o con capacidades diferentes. En datos de la Organización de las Naciones Unidas, alrededor del 10% de la población mundial —unos 650 millones de personas— tiene alguna discapacidad. En este número, se incluyen quienes requieren, desde muy pequeños, el apoyo incondicional e indispensable de sus seres queridos para hacer frente a la vida y su familia busca sin tregua la manera de que pueda acceder a educación especial para lograr que sean gente de bien y encuentren formas de seguir adelante. He escuchado testimonios de padres y familiares que asumen con absoluta responsabilidad y compromiso de vida, la tarea de apoyar incansablemente a quienes lo requieren para construirles un porvenir prometedor para que puedan acceder y sostener una mejor calidad de vida. Me queda claro que la mayor fuerza para ello, la obtienen del amor incondicional que se tienen, lo que representa una de las maneras más trascendentes de honrar la vida.
Hay quienes han luchado sin tregua alguna por concientizar a la sociedad en general de generar las mejores condiciones para darles oportunidad de acceso, movilidad, desarrollo, empleo, etcétera. Yo destacaría mucho la importancia de esa educación especial que requieren muchos de ellos para desarrollar esas capacidades distintas y construir sus propias oportunidades, ya que hacerlo le da uno de los mayores brillos al sentido de la vida. Ojalá y cada día seamos más conscientes de la importancia y el valor de quienes, desde otra perspectiva, son ejemplo de lucha, dedicación, amor, compromiso y voluntad, condiciones que cada día son más necesarias en un mundo que, desde la pandemia, nos muestra la indiscutible importancia y valor de la familia para enfrentar los retos de un presente aún incierto para todos, incluidos quienes vivimos en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Nota: Un enorme y solidario abrazo para toda la familia de nuestro querido amigo y cronista Andrés Garrido del Toral. Tuve la oportunidad de compartir desde mi fotografía algunos trabajos con él. Te vamos a extrañar siempre Andrés, descansa en paz.

@GerardoProal

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