El periodo de contingencia sanitaria por la pandemia Covid-19 ha mostrado irracionalidad, falta de serenidad y una serie de críticas o publicaciones sin fundamento, tanto del grupo de oposición, críticos y haters del Presidente de la República (diputados, senadores, periodistas, políticos y usuarios de redes), como de un sector de quienes defienden a López Obrador –con emoción y sin razón—.

Es momento de la serenidad ante el contexto histórico que vive el país. Debe ser la prioridad. Porque así como es falso decir que el Presidente y su gobierno “no han hecho nada”, es correcto aceptar que el Presidente se ha equivocado en su discurso y actuar.

La oposición política, los críticos y haters del Presidente de la República (“amlofóbicos”) han incurrido en excesos en un afán por desinformar, crear pánico o tratar de obtener ganancia política del contexto social que vivimos.

Si bien he de reconocer que los cuestionamientos y la crítica son parte del ejercicio de la libertad de expresión, derecho humano fundamental, en ocasiones les ha ganado la intención de denostar sin fundamento, la ideología y hasta el revanchismo político.

En vez de dar por muerto a un empresario, como algunos hicieron la noche del domingo 15 de marzo y se atrevieron a publicarlo como “primicía” sin el rigor periodístico que exigía la ocasión; o compartir un video —editado— con frases del subsecretario de promoción y prevención de la salud, Hugo López Gatell, sugeriría que primero vean y escuchen completas las conferencias de prensa de funcionarios de salud del gobierno que informan, TODOS los días, qué se hace ante el avance de Covid-19.

“Les puedo asegurar que México tiene una mejor reacción que la que ha tenido Canadá. El problema es que se enfocan mucho en el presidente y en lo que dicen los medios (…) (aquí) no hay un subsecretario que diario dé una conferencia y explique a cada medio sus preguntas (…)

“Por cierto, Canadá tomó las medidas de aislamiento social y cierre de fronteras hasta que llevaban casi 600 infectados (…) En México está por salir el ejército a aplicar el plan DNIII y a instalar puestos de atención”, publicó el 19 de marzo Jesús Rivero Casas, académico y científico social por la UNAM que radica en Canadá —país que encabeza el Primer Ministro Justin Trudeau—.

Considero que también valdría la pena leer el texto publicado por Sin Embargo sobre “frenar fake news del Covid-19 y a políticos buitres”, en alusión a un senador del PAN y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien aseguró que había 12 infectados por COVID-19 en un vuelo que saldría del aeropuerto de la Ciudad de México. Minutos después se comprobó que la información no tenía sustento.

En contraparte, un sector de defensores a ultranza del Presidente de la República ha respondido con virulencia, ataques e insultos personales, o con palabras que no abordan cuestionamientos y críticas, legítimas en un régimen que busca ser democrático.

A ellos y ellas: tranquilidad y serenidad. Los errores en las decisiones y el actuar de López Obrador, no necesariamente de su gobierno en algunos casos, ante el contexto de la pandemia, no se resuelven con “muestras de cariño que recibe de la gente”, ni su popularidad, ni su “honestidad” o lo que hizo como candidato.

Tampoco se resuelven con ataques al expresidente Felipe Calderón, aludiendo la posibilidad de “un golpe de Estado blando”, ni sacando de la chistera frase “el presidente es un científico”. Les han faltado argumentos y entender —o ver— que el titular del Ejecutivo federal no ha estado a la altura que las circunstancias ameritan: jefe de Estado.

Todas y todos: acatemos las reglas y las indicaciones de las autoridades en materia de salud. Informémonos con los especialistas y la autoridad de salud.

Prioricemos el trasfondo de #SusanaDistancia y #SusanoJuicio. El país lo necesita.

Coordinador del CUPI

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