La libertad no es el único valor al que hay que aspirar. Sin embargo, es aquél que nos permite luchar por nuestros derechos y, en consecuencia, nos abre el campo para defender otros valores que queremos proteger y que nos sean respetados. De ahí que la libertad de expresión sea una de las primeras libertades que el poder público debe proteger a través del respeto al Derecho. En la democracia es un valor fundamental.

He sido testigo y, también, protagonista de esa lucha por el respeto a la libertad de expresión. He pertenecido a instituciones creadas en y por la libertad, particularmente durante la Transición Democrática que el gobierno intenta borrar como ha querido borrar, una y otra vez, la historia de México y las instituciones creadas por nuestro pueblo.

El poder público en México es el que más amenaza a la libertad, en un abuso claro del poder sin límites que se ha perpetrado al margen de la ley. Quieren impedir que los medios hagan evidente que hoy hay una catástrofe educativa y de salud, pero también de justicia y seguridad; que no se cuida el medio ambiente, que hay más violencia que, como nunca, han muerto periodistas, ciudadanos y mujeres . Y el gobierno no tiene otra manera de enfrentar esta crisis que atacando a los periodistas, a las personas y a las organizaciones que exponen estos errores y males o quienes se atreven a disentir.

Bendita la Libertad que nos permite conocer la verdad. Por y gracias a la libertad de expresión nos hemos enterado de la verdad. Y la verdad en México seguirá sus caminos, aunque la obsesión de quien ostenta todo el poder quiera imponérsele.

Quienes acompañan al Presidente deberían atreverse a decirle lo que está sucediendo. Los senadores no tienen por qué cederle la patria a un solo hombre, aunque lo quieran mucho, le deban su puesto o hayan decidido venderle su alma.

Pero la verdadera esperanza está en el lado de las víctimas de este poder autoritario. En todos nosotros, en los hombres y mujeres que amamos a la patria y que estamos luchando desesperados por un México que sea lo que puede llagar a ser sin complejos.

Constantemente recuerdo un relato de Rob Riemen narrado en su libro “Nobleza de Espíritu”.

Leone Ginzburg, de la resistencia antifascista, fue entregado a los nazis. Desde el penal de Roma escribe una carta a su esposa Natalia (por cierto, también tiene tres hijos) y termina con las palabras “Sé Valiente”. Es una alusión a la valentía socrática: el coraje del sabio, de distinguir siempre entre el bien y el mal y el mantenerse fiel a la búsqueda de la verdad.

¡Sé Valiente! Carlos, María Amparo, Víctor, y millones de nombres más, … sé valiente tú también _____ (aquí va tu nombre).


Diputada federal

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