esulta muy interesante ver cómo el inicio y fin de los plazos ocurre con la precisión implacable del dios Chronos en todo aquello que los propios seres humanos condicionamos al tiempo. Así después de muchos meses, concluyó el primer día de este mes, un proceso electoral federal donde una gran cantidad de personas, polarizaron sus puntos de vista hasta que la contundencia de la mayoría fue tal, que no cedió espacio ni siquiera a la menor duda y así de repente, nos despertamos el pasado lunes en el mismo país y en la misma tierra nuestra, pero con aromas y sabores diferentes ante los temas que tienen que ver con la agenda pública. Resulta muy importante y necesario que las actividades económicas y sociales, que están sujetas a toma de decisiones, que por una u otra razón se frenaron, deben reactivarse para seguir adelante y continuar generando más soluciones que problemas.

El nivel de participación y el alcance de la mayoría, además de orientar su decisión en favor de una propuesta electoral determinada, desde mi punto de vista, como lo he comentado en más de alguna ocasión, viene acompañada de la urgente necesidad de que se incremente la sensibilidad social ante las necesidades más apremiantes de un país, que debe acortar la brecha entre la riqueza y la pobreza, privilegiando combatir la pobreza y fortalecer la clase media, para así consolidar una plataforma sólida en pro del crecimiento y el desarrollo de la población 
en general.

Pero ¿cómo se logra reactivar la sensibilidad social? Creo que el principio está en casa, en la tarea de mostrar y hacer saber a nuestros hijos que la bondad, la solidaridad y la generosidad no son signos de debilidad en una sociedad que hoy privilegia el éxito monetario y material, como los falsos valores de vida. Así también, en la medida en que la población se concentra más en las zonas urbanas, en todo lo que tiene que ver con dispositivos móviles, en la indiferencia al entorno y otras cosas que van devorando muy de prisa, es como se va perdiendo la oportunidad de responder ante las necesidades de los demás, las mismas que tarde o temprano llegan a ser también necesidades propias.

Puede sonar trivial, pero alejarnos del contacto personal con el entorno, viendo de lejos el frágil equilibrio social, nos va minando la sensibilidad que requerimos para hacer frente a lo cotidiano con actitudes más positivas y por supuesto, más saludables en todo lo que realicemos. Los espacios de ampliar actividades que tienen que ver con salirnos del ámbito estrictamente inmediato y propio, respirar aires distintos, muchas veces no tan agradables y enterarnos de que hay múltiples necesidades comunitarias, nos permiten realizar mejores procesos de análisis y reflexión para hacer frente a la actualidad en toda su dimensión. No podemos, mucho menos nuestros hijos y nietos, aceptar ser atrapados solamente por paredes y pantallas, que consumen y devoran nuestros mayores tesoros: el tiempo y la oportunidad de trascender.
Resaltar y valorar la cultura del esfuerzo, asumir nuestras respectivas responsabilidades y corresponsabilidades, continuar trabajando ya, con confianza y certidumbre en la búsqueda y aprovechamiento de oportunidades, para nosotros y para quienes forman parte de nuestro entorno inmediato, es una manera de sacudir para bien la sensibilidad necesaria para entender que seguimos siendo parte de una gran familia que es México y de nuestra casa, este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

Twitter: @GerardoProal

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