Ya se advertía de un paro letal para las franquicias en México, si este freno en sus actividades se extendía por una semana más.

En capitales del país como la Ciudad de México, Querétaro y Puebla, los directivos de marcas y consultores del sector aceptaban que ya no habría mayor posibilidad de sobrevivencia para muchas sucursales; por ejemplo, de restaurantes, bares y cafeterías —el giro rey de la industria de la franquicia— que están dentro de plazas comerciales, principalmente.

Francisco Lobato Galindo, presidente de la Red Mexicana de Franquicias, de plano reveló que 700 negocios de franquicias ubicados en el estado de Puebla ya no podrán reabrir, debido a que sus propietarios no pudieron superar los efectos económicos de la pandemia de Covid-19. “Esto implicará la pérdida de cuando menos 7 mil puestos de trabajo”.

En algunas ciudades del país, de acuerdo con el color del semáforo sanitario, hay un tímido reinicio de labores; el consumidor sin posibilidad ahora de recurso económico no acudió como se esperaba a zonas comerciales. En capitales diversas se permitió el 25% de ingreso de consumidores a las plazas comerciales, pero la desolación es evidente.

La crisis no respetó nacionalidades en franquicias y así, se observan cierres definitivos de firmas de Estados Unidos, de España y claro, de México. En Querétaro, un 96% del comercio establecido reporta ya afectaciones a sus cámaras empresariales; en Guadalajara, los letreros de “se renta” van en crecida. Lo mismo gimnasios, que cafeterías, se han visto obligadas a su retirada del mercado.

El presidente de la Asociación Mexicana de Franquicias, Julio Beleki, ha dicho que se dialoga con plazas comerciales y sus áreas administrativas en busca de la comprensión del arrendador, pero se acumulan las rentas que no ha podido cubrir el franquiciatario, y el panorama es terrible, pues sumemos salarios de personal, compromisos en pagos de servicios, fiscales, licencias, y, sobre todo, que pocos, muy pocos, son los negocios con fortuna de clientela.

Y además contemos el gasto que tiene que realizar la franquicia en la compra de enseres para cumplir con los nuevos protocolos sanitarios y sus pagos por regalías a la marca de la que forman parte con su unidad o sucursal. Muchos señalan que el comercio electrónico sería el alivio para las marcas, que también el servicio a domicilio, pero creo que sólo es un alivio, “para sacar lo del día”, y se incrementa la inconformidad de dueños de establecimientos por las desmedidas comisiones para el llamado delivery. 
“Ahorita lo que pensamos es que, dado que en junio en todo el país no se pudo regresar a actividades, muchas empresas su esperanza era hacerlo, ahora ya no están pensando en cómo regresar, están pasando a la etapa de concurso mercantil, de cierre definitivo de negocios”, dijo Francisco Lobato.

A nivel nacional, estimó, que el 20% de las franquicias ya han bajado sus cortinas, al no resistir tres meses cerrados, a pesar de que lograron que se les condonaran o redujeran algunos compromisos.

Lo anterior se traduce en alrededor de 14 mil negocios que, aun cuando pudieran abrir, no tienen garantía de que los ingresos que generen sean suficientes para cubrir todos los compromisos.

Al irse a la quiebra, aproximadamente 150 mil personas en México se quedarán sin empleo en el primer semestre del 2020, apuntó el dirigente.

Eso también implicará que las personas no sólo se queden sin ingresos, también sin seguridad social y otras prestaciones, y se prevé que pasarán ocho meses antes de que puedan colocarse en un nuevo puesto.

Lobato Galindo expresó que la sensación que prevalece entre los empresarios afectados es que el gobierno federal los dejó solos.

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