Una y otra vez, se ve la inocencia fingida de un Estado de derecho actual. Mexicanos adolecen por la noticia reciente. Se fuga narcotraficante, de los más buscados en años. Perseguido por innumerables países. Aquel que todo mundo conoce pero nadie controla. Continúa la protesta inconsolable de la renuncia del Presidente de la República. Un sexenio que ha sufrido altas y bajas; justo cuando todo parecía estabilizarse, se desploma la nación a través del comunicado de la opinión pública, en donde el connotado acontecimiento aparece en primera plana. El Chapo Guzmán, burla la seguridad una vez más. El Altiplano, aquella cárcel endeble de donde escapó dicho narcotraficante, era una de nuestras fortalezas. Incorruptible. Rodeada por agencias federales de seguridad y a unos kilómetros, se situaba un plantel militar, por lo que salir ilegalmente de este recinto era impensable. Hasta que llegó Joaquín Guzmán Loera.

Un túnel que condujo a la simple realidad... al llegar al final, escapó con todo y nuestra credibilidad en las instituciones.

Me gustaría agregar además, estimado lector, que más que una burla al sistema burocrático, es una reflexión, llena de una verdad insostenible, que sigue perjudicando y abonando a la idiosincrasia de este país. Escapar de un penal de máxima seguridad es una obra titánica, sabiendo que hay filtros, controles, horarios, personal, vigilancia, monitoreo, rutinas y para terminar, se sabe que El Chapo estaba en una zona aún más controlada que otros internos, por su nivel de peligrosidad.

El Secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, hacía de conocimiento general, los puntos ciegos que existían en la celda del preso, precisamente se omitían las áreas de intimidad del recluso, como la regadera y el retrete. Eran estas, medidas tomadas gracias a las observaciones hechas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) tomando a favor lineamientos internacionales como parámetro, sin embargo, estas no son las verdaderas causas por las que se dio la fuga, ni tampoco por el descuido; la corrupción sin medida y desvergonzada por parte de operadores del penal y la debilidad gubernamental, fueron las causas. Como estudiante y como aprendiz del Derecho, es aterrador saber que cualquiera pueda salir con o sin permiso, en un acto de omisión a la responsabilidad. Si ya no se puede confiar en el órgano impartidor de justicia, centros de readaptación social, ni en cárceles: estamos fritos.

La noticia fue internacional al igual que el frustrado internacionalista, Enrique Peña Nieto, siempre gustoso de las giras en el extranjero; definitivamente hay temas en la agenda nacional que deben tratarse con países hermanos, pero ante la polémica adversidad, el segundo al mando, carga con la presión de una solución al grave problema. Más allá de reuniones diplomáticas, prevalecen asuntos internos que deben atenderse.

Causa conmoción el hecho de que puedan haber repercusiones por saldar cuentas pendientes; lo alarmante es que el gobierno no pudo impedir el lamentable deceso en términos de certidumbre, de uno de los tantos aparatos de reinserción social, Almoloya de Juárez. En días próximos, seguirán dando avances en la investigación de la Procuraduría General de la República, hallarán complicidad por parte de directivos y custodios, habrán fotografías, más videos, pero ¿y dónde está?

Estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad Anáhuac Querétaro.

@siarellano5

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