La historia de Mauricio Kuri es uno de esos relatos que la derecha gusta de compartir como ejemplos de éxito, resultado del trabajo y la perseverancia, su incursión en la política empresarial fue la principal vitrina para que los blanquiazules vieran en él a uno de sus principales representantes a nivel local y por lo menos desde 2018, a nivel nacional, cuando asumió el cargo de senador y posteriormente de coordinador de su bancada en la Cámara Alta. La realidad es que durante su gestión al frente del municipio de Corregidora las cosas poco cambiaron para la población de uno de los principales bastiones panistas en Querétaro; sin embargo, sus virtudes y cercanía con el ex gobernador Francisco Domínguez, le bastaron para ser el señalado para darle continuidad al proyecto de “panchista” en nuestra entidad.

Su campaña fue tranquila, sin momentos complejos o sucesos que le quitaran el sueño, las candidaturas opositoras a él estaban entre la risa y la vergüenza, inclusive la de Morena, partido que dejó ir la oportunidad histórica de ser el  responsable de gobernar el estado, la transición fue cómoda y ligera, no hubo grandes contratiempos ya que se trataba de la llegada del consentido del gobernador saliente, al mismo tiempo que la oposición local prácticamente desapareció del mapa y en el caso del partido obradorista perdió el rumbo desde que su dirigencia estatal sigue más una estrategia de relación pública, que una agenda política.

En pocas palabras la mesa estaba puesta para que el actual gobernador brillara desde el día uno de su administración; sin embargo, tuvieron que transcurrir poco más de un centenar de días para que el primer momento realmente crítico tocara a la puerta de la Casa de la Corregidora y rompiera el encanto que envolvía a un gabinete que aparentemente se había acostumbrado a la tranquilidad que la pandemia trajo a Plaza de Armas.

El anuncio del reemplacamiento cayó de la gracia de los queretanos y queretanas, las redes sociales pasaron de estar inundadas de propaganda que decía “Kon todo” a los constantes arrepentimientos de la ciudadanía por haberle brindada la confianza del voto al Partido Acción Nacional, no es para menos, se necesita mucho desconocimiento de la situación actual o mucha insensibilidad para obligar a la población a realizar un pago de 2 mil 330 pesos, justo después de una larga temporada de cierre comercial y bajas devastadoras, en cuanto a ingresos, y enmedio de una pandemia que nuevamente amenaza con afectar  el bolsillo de cada uno de nosotros.

El gobernador tiene que actuar rápido si no quiere que el fantasma de una mala decisión le persiga durante todo su sexenio, si no que le pregunte a su antecesor que a los pocos meses de asumir el cargo huyó de la clase trabajadora queretana, al mismo tiempo que acorralaba presupuestalmente a la Universidad Autónoma de Querétaro, actos que no lo dejaron dormir tranquilo durante los 6 años que duró su gestión.

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