El mensaje de ayer del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en la conferencia mañanera no sólo fue anticlimático para los sectores económicos y empresariales que esperaban algún mensaje de aliento y algún programa de medidas y apoyos contracíclicos para enfrentar la amenaza de recesión sobre la economía mexicana; también resultó decepcionante para los contribuyentes, tanto los grandes como la mayoría de cautivos, profesionistas, empleados, creadores, independientes, empresarios medianos y pequeños, prestadores de servicios y otros que no escucharon ninguna medida de apoyo fiscal, ningún descuento o al menos una prórroga del fisco para ayudar a preservar sus ingresos o negocios, y en muchos casos para conservar el empleo.

Y si no lo dijo Herrera, que es casi la cara amable de Hacienda, mucho menos lo dirá la temida Raquel Buenrostro, quien ya como Oficial Mayor no sólo fue conocida por su ortodoxia austera que generó el caos y el desabasto en el sistema de compras de medicamentos e insumos y puso en crisis a los Hospitales públicos, sino también por su fama de “dura y hosca”, la misma que le precede ahora como directora del Servicio de Administración Tributaria. Ayer mismo, a una pregunta casi ingenua de una usuaria de Twitter que osó preguntar con cándida preocupación: “¿De plano no va a haber estímulos fiscales? ¿De plano el @SATMX no va a ampliar el plazo de la declaración anual? ¿Qué pasa si me infecto y debo presentar mi declaración, pero no puedo porque estoy enferma?”

La respuesta desde la cuenta oficial del SAT fue implacable: “Buen día, te informamos que por el momento no se tiene contemplada ninguna prórroga para la presentación de la declaración anual del ejercicio 2019 para personas físicas y morales, por lo que te pedimos presentar tu declaración en tiempo a través de nuestro portal, saludos”. Es decir que, aunque estés enferma, así esté entubada o con tu familia afectada por el coronavirus, a ver cómo le haces, pero aunque sea desde el hospital o desde la funeraria, pero presentas tu declaración a tiempo o te las verás con el fisco.

Puede entenderse que ni Herrera ni Buenrostro tengan margen para anunciar ningún programa de apoyos, estímulos, descuentos o simples prórrogas fiscales, como los que han propuesto organismos empresariales e incluso organizaciones sindicales ante la emergencia del coronavirus en el país. Primero porque la recaudación de impuestos cayó en el último año, el primero del gobierno de la 4T, con un ISR que disminuyó 1.6% frente a lo logrado en 2018, y luego con un IVA que cayó 3.7%. Aún así, el Paquete Económico 2020 se puso como meta aumentar 3% la recaudación por ISR y 3.6% en IVA, es decir 90 mil millones más para el fisco. Claro que eso lo calcularon con un crecimiento de 2%, cuando hoy, tras el golpe de la pandemia de Covid-19 ya hay pronósticos de contracción económica de 1.5 y hasta de 4.5%. O sea que de aumentar la recaudación y de las metas fiscales ya nos olvidamos.

Y segundo, el nulo margen de Herrera y de Buenrostro para actuar con sensibilidad y empatía hacia los agobiados contribuyentes, tiene que ver con que, como la mayoría del gabinete, no tienen ni la fuerza ni el valor para contradecir al presidente y decirle, como los técnicos que son, que sin medidas de apoyo y estímulo fiscal –que no “rescates neoliberales” ni “condonaciones” como los malentiende López Obrador— muchas pequeñas y medianas empresas, de las que generan el 75% del empleo en el país, y también muchos contribuyentes cautivos, se verán en serios problemas para cumplir con sus obligaciones fiscales porque perderán sus empleos y negocios en medio de la recesión.

Así que, como la mayoría de sus compañeros del gabinete, el secretario de Hacienda y la dura directora del SAT prefieren “tragar sapos”, quedarse callados y hacer estrictamente lo que el presidente diga, no importa que sea equivocado y que a la larga vaya a hacer más daño a las mismas finanzas públicas porque si se cae la actividad productiva, el consumo y el empleo, como ya ha comenzado a pasar en la Fase 2 de la emergencia sanitaria en el país, no habrá manera ya no de que logren sus irreales metas recaudatorias, sino de que recauden lo suficiente para mantener los intocables y sagrados apoyos sociales y subsidios del presidente a sus votantes.

Preferible para el brillante técnico que es Arturo Herrera y para la escrupulosa administradora que es Raquel Buenrostro, que los acusen de guardar silencio o de voltear para otro lado, incluso que los consideren los malos de la película que contradecir a su jefe el presidente que ya decretó que “no habrá condonaciones, ni rescates neoliberales” porque todos los recursos para la emergencia se irán a aumentar pensiones de adultos mayores, a organizar tandas y a ayudar a changarros, que está muy bien todo eso, pero no a ayudar a las empresas que generan la mayor parte del empleo en el país.

Eso explica por qué ni Hacienda ni el SAT están actuando como sí lo han hecho los responsables del fisco de otros países, con programas de apoyo económico y social para los pagadores de impuestos y para las empresas, mientras acá, bajo la consigna ideológica y politizada de “primero los pobres”, se abandona al resto de los contribuyentes a su suerte en medio de la que puede ser la peor crisis de los últimos tiempos.

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