¿Sabes qué es un Querétaro incluyente? Se trata de un Querétaro donde quepamos todas y todos sin exclusión de ningún tipo; ni económica, social, política, cultural, religiosa, etcétera.

Un Querétaro donde nos esforcemos parejo, sin discriminación y en unidad, con las virtudes y debilidades que podamos tener para salir adelante, pero ahora con el respaldo de un sector público vigilante, despojado de su ordinario desdén e insensibilidad que se ha vuelto una irresponsabilidad, a la vista de los resultados obtenidos en materia de movilidad social, seguridad, o crecimiento desigual, entre muchos otros ejemplos del fracaso local que experimentamos y que sufrimos la mayoría.

Veamos, en Querétaro existen al menos 700 mil pobres, de los cuales, 65 mil se encuentran en extrema pobreza, olvidados hasta en el discurso gubernamental; en Querétaro vamos perdiendo las batallas contra la inseguridad, basta con ver el histórico de delitos de alto impacto que se registran en la entidad desde que llegó la actual administración estatal; y contra la falta de movilidad, veamos los registros de tráfico y contaminación creciente que se intensifican en las últimas administraciones de nuestros municipios más importantes.

En Querétaro crecemos, pero sólo en algunos sectores económicos, geográficos y poblacionales, bueno, ni siquiera los empleos que supuestamente se generan y que tanto se presumen son dignos en términos de lo que señala nuestra Constitución federal y la Ley Federal del Trabajo, es decir, a los trabajadores queretanos los seguimos explotando, siguen siendo, por decir lo menos, mal pagados, lo que no les garantiza de inicio, un mejor presente y mucho menos un futuro para ellos y sus familias. Pero por otro lado, sí que les generamos atractivos beneficios al capital, que muchas veces ni siquiera se quedan en el país, ya no digamos en la entidad.

Lo que podemos apreciar y confirmar entonces, es que el modelo neoliberal queretano concentra los beneficios y dispersa las pérdidas. Vaya descubrimiento… No obstante, resulta ofensivo y cínico que cualquier hombre público, que aspire a continuar siéndolo, quiera mantenerlo.

No nos confundamos ni lo olvidemos, con este excluyente modelo perdimos la tranquilidad que nos caracterizaba, nuestra identidad, nuestras tradiciones y nuestros valores más arraigados, perdimos gobernanza, nivel de vida, prospectiva de desarrollo, etc. Caray, hizo pedazos la estabilidad de nuestra querida comunidad, ¿en verdad queremos que las cosas sigan por ese camino?

Soy un convencido que para regresar a la paz que añoramos, primero necesitamos atender la desesperación de los que menos tienen, y trabajando en ello, incentivar a los más afortunados para que sigan prosperando por supuesto, pero con la conciencia social al tope, la que por cierto todos los días nos quiere arrebatar el frívolo gobierno estatal y muchos gobiernos municipales que le secundan, los que viven en una burbuja y se resisten a ver el Querétaro de verdad.

En Querétaro aspiremos primero a la solidaridad y sin recelo, démonos la mano entre queretanos, de nacimiento o de elección, por el bien de nuestros hijos y nietos, sin distinción, sin exclusión. De ahí partamos, como sociedad unida, para forjar un destino común en el desarrollo con inclusión, para que mañana no se nos caiga este castillo de naipes que han construido con su impericia y soberbia nuestros actuales gobernantes en el estado.

La inclusión es un concepto de creciente importancia y surge precisamente para abordar, o más bien, para dar respuesta a la diversidad, por cierto, cada día más visible en la cotidianidad de las sociedades. 
Supone un sistema único para todos, que se nos adapte sin distingo y que impulse con igualdad y equidad la heterogeneidad. Se trata de una visión profunda que nos urge asimilar adecuadamente en Querétaro, pues nuestra tierra es, ante todo, un crisol de mexicanidad.

Como podemos apreciar, esta narrativa es absolutamente contraria a una relacionada con la división que quieren hacernos creer que promueve el nuevo gobierno federal; lo cierto es que la confrontación social, vista desde la evidenciada y empeorada lucha de clases ya era precedente, y todos los que impulsamos por mandato popular la Cuarta Transformación de la República, sólo la hemos enunciado para solucionarla ya.

Algo que en el país de la simulación en que vivíamos, incluyendo Querétaro, no se reconocía, y sólo las “cosas buenas” querían que sobresalieran; gobiernos que le apostaban a la prosperidad sobredimensionada de unos cuantos, convirtiéndola criminal y mentirosamente en algo aspiracional para la población en general, haciéndole creer  la falacia de la movilidad social por el esfuerzo y talento de las personas desde hace más de 30 años; lugares comunes usados sin ton ni son, como el “aquí no pasa nada” en la comunicación que le llegaba a la ciudadanía, las cifras maquilladas, la trivialización de los problemas, todo por cierto, con un terrible tufo a contubernio, impunidad y corrupción.

¿Les suena familiar? ¿Creen ustedes que aún deban existir políticos que le apuesten a la exclusión, con un maniático discurso de “somos los mejores” y “es un caso aislado”? Yo tampoco lo creo.

¡Vamos por un Querétaro incluyente!, ¡Veamos el Querétaro de verdad!

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