El agua es el recurso natural fundamental para la vida y sin ella no existirían otros recursos naturales también esenciales, los seres humanos hemos intervenido y modificado su disponibilidad y calidad de manera acelerada.

Como sucede en muchas regiones del mundo, en México y en Querétaro, el agua superficial históricamente ha sido la principal fuente de abastecimiento y en el Siglo XX se agregó, de forma significativa, la extracción del agua subterránea mediante bombeo. Luego de su uso, este líquido vital ha padecido la contaminación que se genera en los diversos aprovechamientos que tiene. Las plantas de tratamiento de aguas residuales, domésticas, agropecuarias o industriales, coadyuvan en atemperar su afectación, sin embargo, es difícil logar la recuperación plena de la calidad del agua.

Muchos ríos reciben descargas de aguas afectadas por contaminación orgánica y química, como sucede con las que llegan a lagos, presas y bordos, por lo cual podemos inferir el riesgo de que estas aguas se infiltren a nuestros acuíferos.

Las aguas pluviales, pueden recibir una primera afectación en la atmósfera, por la contaminación de la misma con diversos gases, luego al escurrir en superficie, pueden sufrir de contaminación adicional; en tierras agrícolas se encuentran agroquímicos, ya sea como fertilizantes de la tierra o como sustancias utilizadas para el control de plagas; en zonas urbanas es frecuente que el agua de lluvia en superficie se vea mezclada con aguas negras y con otros tipos de aguas residuales, de esta forma tenemos agua más contaminada.

Las plantas de tratamiento no tienen capacidad para el tratamiento de las cuantiosas aportaciones del agua de lluvia que pueden escurrir en tiempos muy reducidos, por lo cual estas aguas seguirán su cauce sin tratamiento alguno. A su vez, las aguas que los hogares descargan a los drenajes, generalmente están afectadas por sustancias orgánicas y por diversos productos y sustancias químicas (algunas peligrosas) que van a dar al mismo drenaje o a los rellenos sanitarios.

Por los argumentos aquí expuestos, debe tenerse gran prudencia en considerar la recarga artificial de los acuíferos. En zonas en que se hayan realizado los estudios necesarios, una vez que se tenga certeza de la calidad del agua que se desea infiltrar y con las previsiones necesarias, entonces se podrá considerar la recarga inducida.

Es necesario que la recarga natural de los acuíferos se respete y se cuide. Resulta indispensable hacer cada día mayores esfuerzos por lograr recuperar la calidad de las aguas de superficie y por mejorar la calidad de nuestra atmósfera. Las aguas subterráneas en el valle de Querétaro y en muchas otras partes de la entidad, como en el país, se encuentran sobreexplotadas, resulta imperativo preservar lo mejor posible su calidad y frenar su abatimiento, son nuestra reserva estratégica.

Realizar pozos de absorción para recargar los acuíferos es de gran riesgo, por la dificultad de garantizar la calidad del agua a infiltrar, además de la poca cuantía que podría representar comparada con el peligro que representa.

Llevar a cabo pozos de absorción para infiltrar aguas provenientes de las lluvias en zonas urbanas, como nuestra metrópoli, es poco factible, se trataría de mucha agua concentrada en un lapso muy breve y que no tendría oportunidad de ser tratada ni infiltrada, por lo cual provocaría, en consecuencia, la contaminación del agua subterránea que nos queda. La generación actual, niños y adultos, ya acarreamos en nuestro cuerpo 300 sustancias químicas que no estaban presentes en nuestros abuelos (Children’s Health and Environment: A review of Evidence, European Environmental Agency y OMS EU, 2002) y se desconoce la toxicidad a largo plazo y a bajas dosis de la mayoría de las sustancias químicas.

Procurador del Medio Ambiente de Querétaro

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