“El pueblo pone, el pueblo quita” dijo el entonces candidato a la Presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador en Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, el pasado 1 de abril 2018, surgiendo así una jugada política verdaderamente magistral.

El concepto es genial ya que por un lado le hace sentir al ciudadano la tranquilidad de que si el funcionario electo no funciona —como no han funcionado muchos de los anteriores— lo puede quitar y poner a otro que sí funcione en su lugar. Por el otro lado y de alguna forma, el concepto satisface el deseo acumulado de venganza en contra de los políticos que no le han cumplido al pueblo y que además han sido rateros ya que ahora, el pueblo, los podrá “castigar y echar”. El concepto funciona ya que no hay una sola persona a la que no le guste sentirse poderoso, no hay quien se pueda oponer al hecho de remover a alguien o algo si éste o esto no funciona.

Por lo anterior y durante la campaña electoral la frase; “El pueblo pone, el pueblo quita”, le generó al candidato “Obrador” una gran simpatía y le sumó una gran cantidad de votos. El concepto funcionó.

Ahora al retomar el tema, el Presidente López Obrador consolida y fortalece su liderazgo ya que no solo demuestra que cumple con su palabra, sino que también vuelve a hacer sentir al pueblo, tanto la tranquilidad de que si no sirve lo puede cambiar como también poderoso para poderlo remover.

Hasta aquí pareciera que todos los mexicanos ganamos con la revocación de mandato, sin embargo vale la pena reflexionar sobre tres hechos. El primero se refiere al ya muy comentado de que se abre la posibilidad de que el Presidente intente reelegirse en el 2024 no porque sea su deseo sino porque el “pueblo sabio” así se lo pida y decida. Tal y como ya ha ocurrido en otros países latinoamericanos. Países en los que por cierto las democracias fueron sustituidas por dictaduras. El segundo, también ya muy señalado, se refiere al hecho de que al estar el Presidente en las boletas electorales y al gozar de un gran respaldo popular va a arrastrar a los candidatos de Morena a las victorias electorales rompiendo así los principios democráticos de cualquier elección, cayendo entonces en las mismas prácticas que tanto criticó. El tercer hecho y que también es muy preocupante es que ante la posibilidad de ser removido, el Presidente opte por desarrollar políticas públicas populistas que si bien pudieran ser bien recibidas por los ciudadanos en el corto plazo y que por lo mismo logren su aprobación y voto a favor en la consulta de revocación, también pudieran dañar al país en el mediano y largo plazos. En este último punto es importante recordar que la historia ya nos demostró en múltiples ocasiones que las políticas públicas populistas no funcionan y que en el largo plazo dañan severamente la calidad de vida de toda la población.

Fuente de los Deseos:

Ojalá los Senadores de la República corrijan la minuta aprobada por los Diputados Federales. Ojalá el Presidente haga historia y no caiga en las mismas prácticas antidemocráticas que tanto criticó.

Comisionado del Consejo Estatal Contra las Adicciones (CECA). @TAMBORRELmx

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