En esta ocasión quiero platicarles sobre un sueño que tuve, pero que cuando desperté supe que era simplemente una pesadilla más, les diré por qué…
¿Se han preguntado por qué eventos como El Vive Latino, El Corona Capital y Coordenada —por mencionar algunos de gran fuerza— no son organizados por el gobierno? Y la respuesta es porque los resultados de este tipo de conciertos tienen beneficios muy medibles y limitados a la música y el rockanrol. Sin embargo, considero que el rock debería ser revalorizado y formar parte de una gran plataforma que realizara eventos para impulsar a nuevas bandas.


De esta manera le propongo al gobierno mexicano un programa al que llamaré Turisteando con el Rock, esto con la intención de  convertir la música en un producto turístico para invitar a miles de paseantes a disfrutar de un concierto en el que además se dé a conocer el talento de grupos emergentes, todo vinculado a espacios de recreación, cultura y esparcimiento. Se trata de un reto o desafío para que la música sea expuesta en todas sus expresiones y  pueda ser de consumo masivo también para las localidades aledañas.


Este maravilloso programa que se le ocurre a un servidor estaría conformado por diversas fases que incluirían la celebración del evento en algunos destinos turísticos, que contemplarían un flujo constante de pasajeros dentro de la zona donde se lleve a cabo, y obvio se contaría con un transporte —como sucede ya en algunos eventos— para así evitar desaguisados y garantizar mayor seguridad. Otra de las iniciativas sería la creación de réplicas en diferentes formatos grabados.


Pero se me ha olvidado el nombre del famoso programa: lo bautizaremos como FTR o lo que es lo mismo Festival Turístico Rockero, en el que además ya se han incorporado marcas que dan auspicio para brindar lo necesario para su realización, por lo que se crearía un comité con personalidades del mundo del turismo y la cultura, garantizando así que la oferta se mezcle y se complemente además con la elaboración de material promocional y la implementación de una aplicación que promocione una poderosa Ruta rockera por diversas ciudades, lo que garantizaría su posicionamiento y difusión.


La propuesta incluye sueños guajiros y miles de jóvenes con esperanzas de ver el estrellato o por lo menos, de subir a la azotea y ver una estrella que detona un sueño, pero sigo pensando en estrategias más ambiciosas para traspasar fronteras y crear espacios que se vislumbran cada vez más lejos de un gobierno que no solo deja el talento fuera, sino que se preocupa más por cosas banales, que por el hombre que será la imagen de un mañana glorioso.


Sin más ideas somnolientas me despido dejando un sueño más en el aire, y bueno más que sueño, pesadilla de un proyecto que ayudaría a la escena emergente. ¿A qué le tiras cuando sueñas mi querido Pollo Rock?...

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