En días pasados Carlos Manuel Urzúa Macías presentó vía Twitter su renuncia como titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público mediante una carta en donde expresa que hubo "discrepancias en materia económica" y subraya “hubo muchas”, porque se estaban tomando “decisiones de política pública sin el suficiente sustento”.

AMLO ofrece “un cambio”, la “cuarta transformación”, desde antes del arranque del gobierno, los planes de López Obrador para otorgar los beneficios de los programas sociales eran mediante transferencias directas de recursos públicos y han chocado con el cálculo del tamaño del presupuesto disponible. Varias opiniones analizan y dicen que en realidad busca concentrar recursos para sus programas clientelares, que sin reglas de operación y con un padrón levantado a modo lo que le da un carácter incierto, usará para incidir en las elecciones de 2021.

A eso parece referirse Urzúa cuando dice en su carta que “toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda”.

AMLO declaró: “Él (Urzúa) no está conforme con las decisiones que estamos tomando. Tenemos el compromiso de cambiar la política económica que se ha venido imponiendo…No se entiende que no podemos seguir con las mismas estrategias”.

"Yo tuve diferencias con él (Carlos Urzúa), yo lo respeto mucho, pero estamos en un proceso de transición, aquí no se oculta nada (...) Tuvimos entre otras discrepancias lo del Plan (Nacional) de Desarrollo, que hubieron dos versiones y la versión que quedó es la versión que yo autoricé, incluso me tocó escribirlo, porque había otra versión y sentí que era continuismo".

En la carta de renuncia, Urzúa continua diciendo: “me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública”. Desde antes de iniciar el gobierno, fue con Alfonso Romo, el jefe de la Oficina del Presidente, que tuvo discrepancias, una de ellas se dio en el Sistema de Administración Tributaria (SAT), con el nombramiento de Margarita Ríos Farjat, una abogada neoleonesa que para poder asumir el cargo se tuvieron que cambiar los requisitos.

Sin embargo, no es la única renuncia que se ha dado en el gobierno federal, al menos once funcionarios han renunciado en las secretarias de Estado, en organismos autónomos y en el gabinete ampliado. Renunció Gaspar Franco, integrante de la Comisión de Hidrocarburos, organismo autónomo encargado de la regulación del ramo petrolero. Otra salida fue la del titular de Instituto Mexicano del Seguro Social, Germán Martínez, que renunció y puso de manifiesto los recortes excesivos y la influencia de funcionarios del organismo que operaban por encima de sus atribuciones y facultades. Otro funcionario que renunció fue Guillermo García Alcocer, expresidente de la Comisión Reguladora de Energía. También salió Josefa González-Blanco Ortiz-Mena, exsecretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales. El comisionado del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén López, asimismo presentó su renuncia al cargo. A menos de tres meses de haber asumido la subsecretaria de Seguridad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Patricia Bugarín Gutiérrez renunció y también hace unos días, Gualberto Ramírez Gutiérrez renunció a la Unidad Especializada en Investigación de Delitos en materia de Secuestro de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada.

Analistas ven en esta serie de renuncias y salidas amplias divisiones dentro del gobierno y su gabinete. La evidencia más obvia es que cada vez que se pretende emprender una política se incurre en tropiezos, tiene problemas con el cómo implementarla.

López Obrador nombró a Arturo Herrera como nuevo secretario de Hacienda después de la renuncia de Urzúa. Su nombramiento aún debe ser ratificado por la Cámara de Diputados.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador federal y local. @Chucho_RH

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