La parte esencial de la Reforma de Telecomunicaciones, promovida por el presidente Enrique Peña Nieto, quedó desmantelada y enterrada por la decisión el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de eliminar la “tarifa cero” de interconexión y permitir que el Agente Económico Preponderante, América Móvil, de Carlos Slim, cobre a sus competidores una tarifa de 3 centavos por llamada o mensajes de telefonía celular que terminen en su red, con lo que se afectará no sólo la competencia que apenas despegaba en el mercado de telefonía móvil, sino las tarifas que se cobran al usuario final, quienes serán, según han adelantado las compañías afectadas, quienes carguen con el nuevo costo autorizado por los consejeros del IFT.

El regreso de la tarifa de interconexión representa una concesión millonaria al consorcio que aún controla cerca de 68% del total de clientes de telefonía celular (73 millones en Telcel, de 81 millones de usuarios en el país) y 71% del mercado de internet de banda ancha. Apenas cuatro años de operación de la reforma, que aprobó medidas para permitir que otras empresas pudieran crecer frente al preponderante Telcel, no fueron suficientes para modificar el desequilibrio en el mercado, que prevaleció, y que, cuando apenas mostraba visos de competencia, vuelve a darle la ventaja del cobro a sus competidores a la compañía que siempre ha dominado el sector, y que difícilmente perderá esa dominancia al subirle los costos a sus competidores.

Porque por más que digan que la “tarifa cero” no era el único motor de la competencia y que hubo otras reformas a las leyes que permanecen, lo cierto es que el espíritu de los cambios constitucionales y legales que aprobó el Congreso, que manoseó luego la SCJN con un fallo ambiguo y que terminaron de liquidar los comisionados del IFT, era justo hacer equitativos los costos de operación de las compañías telefónicas para, sobre eso, promover la competencia. Se trataba de eliminar desigualdades que durante las últimas dos décadas tuvo el consorcio que se benefició de la privatización de infraestructura y redes públicas y de las primeras concesiones de radiocomunicación y banda ancha, gracias a lo cual se convirtió casi en un monopolio que llegó a controlar más de 80% del mercado de servicios de telecomunicación. Eso hoy, con el cobro de tarifas por interconexión y con el costo que eso significará para las otras compañías y para los consumidores finales, claramente se ha roto.

¿IFT autónomo? La decisión del Instituto Federal de Telecomunicaciones se da un contexto político y económico bastante particular. Recientemente la mayoría en el Senado ratificó, con 81 votos, a Gabriel Contreras como presidente del órgano regulador, a pesar de las evidencias de su cercanía con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, por haber sido el segundo de a bordo del influyente ex consejero Jurídico de la Presidencia, Humberto Castillejos. Ya en su primer periodo, que comenzó en 2013, Contreras —cuya esposa y familiares cercanos han obtenido puestos en organismos del gobierno federal durante su presidencia— había sido cuestionado por analistas del sector por su falta de acciones para regular, en los hechos y no sólo en el papel, a los agentes preponderantes del sector, como Telcel. Si bien fue en su primer periodo cuando se les declaró dominantes, al momento de su reelección poco ha cambiado en la dominancia real que esos agentes siguen ejerciendo, a pesar de supuestos planes para vender activos y separar empresas que habían comprometido y que no han ejecutado.

De hecho la Corte, cuando falló sobre el amparo de América Móvil, si bien le dio la razón al ingeniero Carlos Slim, al declarar inconstitucional el artículo 131 de la Ley Federal de Telecom que estableció la “tarifa cero”, lo que hizo fue trasladar al IFT la decisión de “fijar las tarifas y las medidas asimétricas” en su sector, que le correspondían al órgano regulador y no al Congreso de la Unión, que había invadido esa función en el citado artículo de la reforma. Pero la Corte, si bien abrió la posibilidad de que Slim volviera a cobrar tarifas a sus competidores, también dejó a criterio de los comisionados del instituto el poder ratificar la “tarifa cero”. La pregunta es ¿por qué no lo hicieron y optaron por autorizar el cobro de 3 centavos por llamada o mensaje que termine en la red de Telcel?

Sería muy saludable que una decisión que va a tener un impacto mayor en las tarifas de un servicio que hoy es casi de primera necesidad para la población mexicana de todos los niveles sociales, tuviera una explicación clara y convincente por parte de los comisionados del IFT y su recién reelecto presidente. Porque con la decisión de cancelar definitivamente la “tarifa cero” y con ello enterrar el espíritu de la reforma de telecomunicaciones, los siete comisionados del Instituto, incluido su presidente, sólo favorecieron el aumento de ingresos del actor preponderante de las telecomunicaciones, que ganará miles de millones de pesos más por ese cobro, en detrimento de una mayor competencia en la telefonía celular y, sobre todo, en un golpe claro a los usuarios finales de los teléfonos celulares, que hoy son casi 70% de la población mexicana. Y todos pagaremos más para aumentar las arcas de Telcel y de sus dueños, desde los usuarios de más bajos ingresos, hasta los de la disminuida clase media y los de la elitista clase alta.

Al final el IFT y sus comisionados agachones confirman que “todo México es territorio”… de Slim.

Notas indiscretas… A propósito, por pura curiosidad, ¿habrá alguna relación entre la decisión del IFT y aquella cena que terminó de madrugada entre el ingeniero Slim, sus hijos y directivos con el presidente Peña Nieto y los cuatro presidenciables del PRI, Miguel Osorio, José A. Meade, José Narro y Aurelio Nuño? Porque en el “convivio”, el 11 de agosto, según se dijo en columnas, Peña acudió a buscar el “visto bueno” del ingeniero a sus cuatro prospectos para la candidatura del PRI. Por su puesto que nadie, salvo los asistentes, saben si en esa cena sólo hubo buena comida y bebidas que, por lo que trascendió, fueron abundantes. O si al calor de la “convivencia” también hubo algunos compromisos del poderoso empresario para apoyar al Presidente y a su candidato en las próximas elecciones.

Y si los hubo, la pregunta obligada sería ¿a cambio de qué?... La declaración ayer como “desierta” de la licitación para el Centro Internacional de Transporte Terrestre del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México echó por tierra las versiones de algunos competidores que, en la víspera, afirmaban que el contrato iba a ser otorgado a la constructora Mota Engil de México. El Grupo Aeroportuario de la CDMX (GACM) decidió que “ninguno de los licitantes cumplieron con los requisitos establecidos”.

Cinco constructoras en total fueron descartadas, entre ellas ICA en alianza con Cicsa, de Carlos Slim, que había ofertado un proyecto de 10 mil 880 millones de pesos; la portuguesa Mota Engil de México, de la que es socio José Miguel, que propuso 9 mil 517 millones de pesos, y otras empresas que no cumplieron los requisitos técnicos y legales. OHL, que ofertó asociada con otras empresas, fue descalificada “por no alcanzar los puntajes necesarios”. Mota Engil, que había negado favoritismo en la víspera, por la relación cercana de José Miguel con el presidente Peña, defendió su propuesta como “responsable y perfectamente bien estructurada” y dijo que sus abogados revisan las causales por las que el GACM descalificó su oferta y, con base a ese análisis, decidirán si se inconforman con la decisión.

“Estamos convencidos de que fue una oferta responsable y perfectamente bien estructurada”, dijo un vocero de la compañía a esta columna. Si embargo, fuentes cercanas a la licitación afirman que “ninguna compañía que se haya pasado del presupuesto con su oferta puede impugnar” la declaración de “desierta”. Veremos en qué termina esta jugosa licitación… No hay fecha aún para la reunión que esta semana podrían sostener Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal, luego de que el tabasqueño buscara al delegado “rebelde” de su partido para “dialogar y pedirle que no se vaya con la mafia del poder”. Monreal ha aceptado, en principio, reunirse con López Obrador, quien los últimos cuatro meses le cerró las puertas del diálogo, aunque no se sabe qué pueda resultar de ese encuentro. Porque el zacatecano ya tiene el aval de prácticamente todas las cabezas de las corrientes del PRD para poder ser candidato por ese partido y por el Frente Ciudadano por México a la Jefatura de Gobierno; también se ha reunido con los dirigentes del PAN y del MC, que ven viable su candidatura.

La única cabeza que aún no acepta ver a Monreal es Alejandra Barrales, la dirigente que ha mandado decir que “ella no se baja” y no ha querido ni siquiera recibir al delegado en Cuauhtémoc. Por lo pronto, en su reunión con AMLO, quien lo llamó públicamente “traidor” y lo acuso de “marearse con el poder”, Ricardo Monreal, hasta ahora lopezobradorista leal, tendrá un dilema: o decide regresar al redil del caudillo, bajo la lógica de que “más vale Morena en mano que mil frentes volando”, o de plano le dice a López Obrador: “Vida nada te debo, estamos a mano, estamos en paz”. ¿Cuál de los dos refranes pronunciará Monreal en el encuentro ya amarrado?.. Los dados cierran semana. Serpiente doble.

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