Las reformas a las leyes educativas significan el abandono de la responsabilidad del Estado Mexicano en la materia, para entregarle la re ctoría a las mafias sindicales de la CNTE y del SNTE, con lo cual continuará el deterioro en la calidad de la educación y se avanza hacia la privatización de la misma.

Estas reformas aterrizan la promesa de López Obrador anunciada en campaña de que echaría abajo lo que él llamó “la mal llamada reforma”, compromiso hecho con la CNTE a cambio de su apoyo electoral. AMLO y Morena ya habían avanzado en esa ruta al modificar la Constitución para desaparecer el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación como órgano autónomo, y transformarlo en un organismo dependiente de la SEP, ofreciendo a los senadores de la oposición que las leyes secundarias se reformarían con su total acuerdo y con apego estricto a la Constitución para asegurar una educación de calidad con un magisterio más capacitado, profesionalizado y debidamente evaluado.

Ahora, cuando ya no se requiere de votaciones calificadas para hacer reformas legales, ha impuesto su mayoría, violando preceptos constitucionales e incumpliendo la palabra empeñada con los legisladores de oposición. La reforma que ahora se deroga fue resultado del Pacto por México que se planteó recuperar para el Estado, la rectoría de la educación pública, quitando a los grupos sindicales el control del ingreso y permanencia de los maestros en el sistema educativo nacional, así como el manejo de las secretarías de educación federal y estatales, y de las nóminas.

Al realizarse el censo nacional por parte del INEGI, se pudo identificar que se pagaba 35 mil millones de pesos a 295 mil personas que no trabajaban. Entonces, aquella reforma echó para atrás estas deformaciones y el Estado empezó a recuperar el control sobre el sistema educativo. Cierto que la reforma tuvo deficiencias, ya que algunas evaluaciones del INEE no se efectuaron conforme a las realidades locales. Tampoco se avanzó en un nuevo modelo educativo con el concurso de pedagogos y especialistas. Pero la conclusión no era la derogación de las reformas, sino su corrección.

La obsesión de AMLO por “borrar el Pacto” y el temor de incumplirle a la CNTE ha llevado a dejar en manos de las mafias sindicales el control sobre el ingreso y permanencia de personas como maestros, así como el control del sistema educativo nacional. O sea, todo se privatiza. La SEP queda como mero adorno.

De paso, al desaparecer al Instituto para la Infraestructura Educativa y dejar en manos de los comités escolares la potestad para dar mantenimiento de las escuelas disponiendo ellos directamente de los dineros sin obligación de rendir cuentas, hace que el Estado se desobligue de verificar la situación física de los planteles y da manga ancha a la corrupción y al manejo clientelar electoral. La calidad de la educación de la niñez no les importa. Ahí está la realidad de que los estados con mayor rezago educativo son los manejados por la CNTE, como Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero, según últimas evaluaciones nacionales e internacionales.

También afirmo que la educación se privatizará, porque en Michoacán, por ejemplo, en más de la mitad de las 10 mil 145 escuelas públicas controladas por la CNTE, los contenidos de los libros los deciden ellos y los cobran a los padres de familia sin que se conozca el destino final de los recursos. Además, en los últimos 6 años la educación privada ha crecido 24% en la entidad, según datos del SNTE y el INEGI, debido a que los padres de familia prefieren a sus hijos en escuelas privadas ante los cotidianos paros de la CNTE

Privatización y deterioro de la calidad educativa son las consecuencias de estas reformas ¡Una tragedia nacional!

Exdiputado federal

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