Todo por la fuerza caprichosa de la mayoría, nada por la razón, ni mucho menos por el derecho.

Las reformas educativas aprobadas por el pleno de la Cámara de Diputados, la semana pasada, violentaron el proceso legislativo.

Dice el reglamento de esa Cámara que los proyectos de dictámenes de las leyes o reformas que pretenden aprobarse deben circular cinco días antes de que la comisión responsable se reúna para discutir y votar.

Esta norma es razonable: las personas responsables de legislar requieren de un mínimo de tiempo para leer las propuestas, consultar con sus asesores, escuchar la voz de sus electores y, eventualmente, también de los especialistas.

Este lapso es doblemente necesario cuando se trata de asuntos de trascendencia para la nación, como evidentemente la tiene el expediente educativo.

Sin embargo, las reformas de Educación, respaldadas por Morena, no respetaron en modo alguno el reglamento de la Cámara de Diputados.

El dictamen a la reforma a la Ley General de Educación contiene 727 páginas; la nueva ley reglamentaria para la mejora continua de la educación tiene 167 hojas y; la nueva ley general del sistema para la carrera de las maestras y los maestros tiene 385 páginas.

En total, los tres documentos suman mil 279 hojas.

En la hipótesis de que una persona requeriría, al menos, un minuto para leer cada página, se necesitarían alrededor de 21 horas con 30 minutos para enterarse del contenido de estas iniciativas.

Este plazo no incluye, obviamente, tiempo para consultar, comparar, discutir, razonar y, al final, obtener una opinión propia.

En este contexto, no sólo sorprende sino también agravia que los dictámenes referidos hayan sido entregados a los diputados de la comisión de educación con tan solo 24 horas de anticipación.

En efecto, los integrantes de esa comisión recibieron los proyectos de dictamen el martes 17 de septiembre, poco después de las 16 horas, y estos fueron aprobados por dicho órgano al día siguiente.

La violación a la norma no debe pasar desapercibida. De acuerdo con el artículo 177 (fracción III), del reglamento de la Cámara de Diputados, tales dictámenes no debían haber sido discutidos ni aprobados antes de este domingo 22 o, considerando los días hábiles, antes del martes 24.

En cambio, con una velocidad que alimenta las peores sospechas, la comisión de educación aprobó el paquete en menos de un día, es decir el miércoles 18 de septiembre.

Fue humanamente imposible para los integrantes de la comisión someterse a una lectura acuciosa, razonada y razonable de este abultado expediente legislativo. Estos legisladores no pudieron entregarle a la nación un debate riguroso como hubiera sido deseable frente a un tema que se merecía el mayor de los respetos parlamentarios.

El siguiente atropello ocurrió un día después, el jueves 19 de septiembre. El mismo reglamento dice que la Mesa Directiva que gobierna la cámara baja debe cuidar, y es responsable, de que los asuntos incorporados al orden del día en las sesiones del pleno de los diputados cumplan con las normas previstas para la formulación y presentación de las piezas legislativas.

Dado que, entre la fecha de circulación de los dictámenes y las de su aprobación se violentó el reglamento, la Mesa Directiva debió haber ordenado que esos textos regresaran a la Comisión de Educación para que se restituyera el procedimiento.

En vez de ello, la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados hizo algo increíble: sometió a votación del pleno si debía violarse el reglamento. Y, dado que Morena tiene mayoría sobrada, ese cuerpo legislativo resolvió abrumadoramente cometer una infracción grave a su propia norma.

No es que los diputados hayan modificado el reglamento; el voto fue para hacer explícito que la mayoría estaba dispuesta a darle la espalda a la ley.

Al actuar así, la Mesa Directiva obligó a que el resto de los legisladores, que no pertenecen a la Comisión de Educación, contaran con apenas un día para analizar, de su lado, los tres dictámenes educativos.

La madrugada del 19 al 20, sin que materialmente hubieran contado con ponderación, rigor ni mesura, los diputados aprobaron un paquete educativo de reformas que tendrá un gran impacto en nuestro país.

ZOOM: En materia educativa no se cumplió la máxima de Benito Juárez. La fuerza de una mayoría que desprecia a la razón y al derecho se impuso con arbitrariedad. ¿Qué lección deja este episodio para el futuro de la Cuarta Transformación? Pues que las cosas han cambiado muy poco.

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