Algunos días previos a la celebración del Día Internacional de la Mujer, cuando me disponía a escribir un breve mensaje de felicitación para mis compañeras de trabajo en su día, de “manera sutil” me recordaron la importancia de la celebración, invitándome de esta manera a no hacer descripciones o enumeraciones de lo bellas, aguerridas, trabajadoras o visionarias que son las mueres. La “sutil invitación” me hizo ir más lejos y retomar un poco de la historia de esta celebración internacional.

El #DiaInternacionalDeLaMujer, como lo refiere el sitio oficial de las Naciones Unidas (un.org), es un reconocimiento a todas las mujeres comunes, como artífices de las historia, una historia que ha superado varios siglos de lucha en la búsqueda de la igualdad con el hombre, una historia que ha estado bañada de sangre, oprobios y de incontables esfuerzos en diversas latitudes de nuestro planeta.

Aun cuando desde el 10 de diciembre de 1945 con la declaración internacional de los derechos humanos por la ONU se esbozaron los primeros acuerdos internacionales para afirmar el principio de igualdad, es hasta 1977 cuando la misma organización internacional proclamó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, principalmente como un homenaje para recordar un evento trágico cuando en una fábrica de Nueva York murieron más de 130 mujeres que quedaron —o fueron encerradas— al declararse en huelga luchando por la igualdad laboral con los hombres. En la actualidad esta fecha y otras posteriores, en donde del mismo modo se reclamaba o luchaba por la igualdad con el hombre, son consideradas la raíz del reconocimiento del papel de la mujer en la sociedad. Se conmemora entonces el 8 de marzo como el día en que, a través de la historia, las mujeres se han unido, por la igual de derechos laborales, académicos, profesionales y personales.

Los que tenemos abuela, madre, esposa, hijas, hermanas, amigas y compañeras de trabajo, sabemos que ellas siguen en permanente lucha, entendemos que su día, el 8 de marzo, sólo es un recordatorio diminuto de todo el esfuerzo que consistentemente libran todos los días por ser reconocidas en su trabajo, en su casa, con sus parejas, incluso entre ellas mismas. Esa lucha por la que calladamente se esfuerzan todos los días, ha transformado en muy diversos ámbitos la vida de la humanidad, #DesdeCabina suspiro con cierta nostalgia y asiento con un poco de pena por lo que no he sabido reconocer en todas aquellas mujeres que me rodean, la más cercana y la más lejana han dejado algo en mí que sin duda poco he agradecido. Sin embargo, el agradecimiento es sólo el cimiento del gran cambio que se espera en la sociedad producto del reconocimiento e igualdad esperados, la estructura fundamental del edificio de la igualdad entre mujeres y hombres es el que nos toca a cada uno de los que tenemos la  responsabilidad de otorgar igualdad de oportunidades en el hogar, en el trabajo, en la escuela, en la vida cotidiana a todas y cada una de las mujeres que nos rodean, eso es desde mi punto de vista muy personal, lo que debemos a las mujeres de hoy, con eso bastaría para empezar.

Rector de la UNAQ
@Jorge_GVR

Google News