Algo que el equipo de asesores de la actual administración aún no termina de comprender es el efecto real que tienen las encuestas que mes con mes buscan posicionar nombres de funcionarios queretanos en los primeros lugares de un ranking nacional de efectividad. La realidad es que la sociedad queretana vive en un desencanto absoluto, basta recorrer las calles con la prudencia para escuchar el sentir popular. Palabras más, palabras menos, de nada sirve que un ejercicio de posicionamiento coloque al estado en el top 5 de entidades mejor calificadas en temas de administración pública óptima, cuando el ciudadano de a pie, diario y sin excepción de horario se ve forzado a vivir una ruta caótica debido al tráfico vehicular ocasionado por obras públicas que hasta la fecha no se le encuentran mayor sentido. Sin embargo, y aunque no lo crea, esto es un conflicto menor para los que hoy habitamos Querétaro, tomando en cuenta que en materia de seguridad vamos de mal en peor. La posible presencia del crimen organizado está dejando de ser posible y se convierte en un fenómeno palpable, situación que ha sido negada por parte de las autoridades que aseguraron hace poco más de un año que habría una inversión histórica para salvaguardar la tranquilidad e integridad de las y los queretanos, inclusive se justificó el tener que pagar el reemplacamiento más caro a nivel nacional con la promesa de que lo recaudado serviría justo para que los tentáculos del crimen no se insertaran en nuestro día a día.

Lástima por los que creyeron hace poco más de un año en un discurso plagado de promesas y palabras vacías, es prácticamente un hecho que el voto de castigo alcanzará a los que hoy se sienten todopoderosos.

Justo hablando de votos, hace unos días visitó nuestra entidad el canciller Marcelo Ebrard, con una agenda curiosa, cuyo inicio se dio en la famosa barbacoa de Santiago, la misma a la que Andrés Manuel López Obrador pasa siempre que viene a tierras queretanas, las actividades del ex jefe de gobierno continuaron con una reunión a puerta cerrada con personajes cercanos a él, pocos de ellos identificados con el partido obradorista. Después los empresarios escucharon las palabras de la “corcholata” con la que menos diferencias podrían llegar a tener y terminó con una visita a un complejo industrial en Pedro Escobedo. Hasta aquí todo bien, pero me es imposible no cuestionar el porqué no buscó tener un acercamiento con la militancia morenista y su dirigencia. ¿Será que está en su mapa político que los grupos afines a su probable candidatura brillaron por su derrota en las internas de Morena?, o ¿acaso el titular de Relaciones Exteriores cree que el sector empresarial que tanto repudia la 4T, le daría más votos que los simpatizantes del partido que llevó a AMLO a tener una votación histórica en nuestro estado?

Estas preguntas sólo las puede responder el propio Ebrard, quien compartió la mesa y la sal con el gobernador, alcaldes blanquiazules y miembros del gabinete estatal, antes de buscar un encuentro con la base del partido guinda. En política la forma es fondo y por lo menos en este primer round, Claudia Sheinbaum lleva la ventaja al demostrar mayor empatía y cercanía con aquellos que serán vitales para salir con la victoria electoral en 2024.

Tiempo al tiempo.

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