El temblor de la semana anterior, que afectó la mitad de nuestro territorio nacional, nos recuerda lo privilegiados que somos quienes vivimos en zonas donde acontecimientos como éste pasan prácticamente desapercibidos y sin consecuencias que lamentar. Querétaro es uno de ellos y no sólo gozamos de la fortuna de que un sismo no nos despierte sobresaltados en medio de la noche, sino que además sus potencialidades y características físicas nos hacen afortunados en muchos otros sentidos.

Así es, Querétaro cuenta no sólo con un suelo sólido y a la vez fértil, también es abundante en recursos naturales, diversidad de especies de flora y fauna, riqueza minera y forestal, múltiples ecosistemas y climas contrastantes, todo concentrado en un pequeño territorio que no por su tamaño deja de ser impresionante.

Por si todo esto fuera poco, una de las ventajas competitivas de Querétaro es sin duda su ubicación geográfica justo al centro del país. Esta característica coloca al estado y sobre todo a su zonas metropolitanas, como puntos estratégicos en materia de industria y logística a nivel nacional.

Dada su cercanía con el Valle de México y por ser parte del corredor carretero-ferroviario más importante del país, Querétaro ha gozado de un desarrollo económico acelerado en las últimas décadas, lo cual junto con su inigualable valor histórico, cultural y turístico la convierten en una ciudad atractiva para inversionistas nacionales y extranjeros y para la gente que viene en busca de una mejora en su calidad de vida.

Este crecimiento acelerado, que si bien trae aparejado un mayor dinamismo económico, también supone riesgos importantes, el principal de ellos la expansión incontrolada de la mancha urbana con múltiples consecuencias, como la pérdida de zonas de conservación ecológica; la construcción sobre zonas de riesgo; cambios de uso de suelo en zonas cada vez más alejadas de la mancha urbana que implican una carga excesiva para Estado y Municipios en lo que toca a la dotación de servicios, equipamiento e infraestructura; la pérdida de tiempo de calidad con la familia debido a los tiempos exagerados de traslado, la generación de asentamientos marginales que por sus características se convierten en verdaderas cajas de petri donde se cultiva el resentimiento social y la violencia y que eventualmente son aprovechados por el crimen organizado para integrar sus redes delictivas, entre otros.

El crecimiento no debe ser negativo. Ya hemos hablado en este espacio respecto a la tendencia hacia la urbanización de la población mundial, particularmente en las ciudades de mediano tamaño que ofrecen este remanso sobre territorio nacional. Querétaro no es una excepción y seguirá creciendo de manera precipitada nos guste o no, así que es imperativo definir las estrategias que nos permitan hacerlo de manera controlada, con una visión integral y sustentable y que oriente las acciones en materia de infraestructura, equipamiento y vivienda hacia un objetivo común, con la finalidad de que el futuro no nos rebase y la calidad de vida no se deteriore como ha sucedido en otras ciudades de nuestro país.

De todo esto se deriva la importancia de la declaración como Zona Metropolitana, pues además de obligarnos a contar con una normatividad estricta en materia de desarrollo urbano que nos lleve hacia una mejor planeación y manejo de la ciudad, nos procura mayor acceso a recursos de origen federal y estatal para las obras y acciones públicas en favor del desarrollo social.

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