El martes pasado se llevó a cabo el foro de Projusticia “Mejorar el sistema de justicia penal basado en datos” en Cuernavaca. Al salir del evento, llegué a una bifurcación en el camino en la que un letrero me indicaba la opción para seguir hacia el Centro Histórico a la derecha o la de tomar la autopista hacia la izquierda. Me surgió un profundo deseo por visitar el centro de Cuernavaca que hacía tiempo no recorría. Sin embargo, al momento de girar el volante recordé que tenía muchos pendientes en la oficina y que lo mejor era regresar. Al entrar a la Ciudad de México prendí la radio y me enteré que horas antes habían asesinado a dos personas en el Centro Histórico que deseaba visitar, a plena luz del día, en medio de periodistas que presenciaron y enfrentaron la balacera. Tal y como comentó el organizador del evento al que asistí, la coincidencia respecto a la locación y temática de nuestro foro con el doble asesinato cometido en el centro de Cuernavaca es irónica y cruel.

La crisis de inseguridad en la que vivimos es multicausal y multifactorial y no se puede tan sólo analizar la impunidad en el país para confrontarla. Pero no hay duda de que el sistema de justicia penal no está dando respuesta a la cantidad de crímenes que se cometen y que ello interviene en el aumento y normalización de la violencia que experimentamos. ¿Pero exactamente en qué y en dónde falla el sistema de justicia penal? ¿Y qué relación guardan estas fallas con las UAMES? Y, más importante aún, ¿qué son y qué hacen las Unidades de Análisis, Monitoreo y Evaluación (UAMES)?

Las UAMES son unidades creadas en 2017 y con las que cuentan diversas instancias del sistema de justicia penal en el país como procuradurías, fiscalías, defensorías, Unidades de Medidas Cautelares y el poder judicial, etc. Estas UAMES se encargan de generar información sobre el desempeño, funcionamiento y resultados de las dependencias en las que se encuentran. La información que estas unidades generan contribuye a mejorar la gestión y el desempeño de estas instancias, así como a identificar las fallas en la operación de las mismas.

Podría parecer evidente que existiera una única dependencia gubernamental encargada de producir información sistémica y homologada sobre el desempeño del sistema de justicia penal en el país, sin embargo, esto no es el caso. Aunque otras dependencias se han dedicado y se dedican a ello, como la Setec y el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, la información que producen no está homologada, ni interconectada y tampoco puede dar un seguimiento cabal al desempeño de todos los actores del sistema de justicia penal: seguridad pública, procuración e impartición de justicia y sistemas penitenciarios.

Existen múltiples retos para poder evaluar el desempeño, los procedimientos y los resultados de las instituciones del sistema de seguridad y justicia en el país. Sin embargo, si no contamos con unidades dentro de las dependencias que generen esta información como las UAMES, no podremos saber en dónde están las fallas del sistema. Aunque parecería inimaginable que desaparezcan, no resulta extraño que con los cambios de administración se destruyan los esfuerzos generados para producir datos de calidad sobre el sistema de justicia penal en el país. Por ello es importante defenderlas y entender su valor e importancia.

Es evidente que no hay comparación alguna entre el horror de cada asesinato que se comete en el país, con las cifras que informan sobre las fallas del sistema de justicia penal. Sin embargo, si no tenemos datos que nos permitan hacer análisis, diagnósticos y recomendaciones de política pública cada vez más precisos, no podremos enfrentar la crisis de violencia, inseguridad e impunidad en la que vivimos.


Directora Ejecutiva de Impunidad Cero

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