Uno de los elementos esenciales de la democracia es la capacidad institucional de remover legal y pacíficamente a los gobernantes abusivos o ineficaces. Cuando en una sociedad la continuidad en el poder de un mal gobernante se juzga mayoritariamente dañina, hay tres opciones; A) que el gobernante siga hasta que termine su mandato; B) removerlo pacíficamente a partir de las reglas vigentes; C) derrocarlo por vía violenta. La segunda opción es la menos costosa pero sólo opera en regímenes democráticos. Y por cierto, en los sistemas presidencialistas la remoción sólo puede ocurrir por violaciones graves a la ley, pero no por malas decisiones políticas, así éstas dañen gravemente a la sociedad, salvo donde existe la revocación de mandato, bajo sus tiempos y condiciones. En cambio, en los sistemas parlamentarios es posible remover a un jefe de gobierno incluso por sus malas decisiones en cualquier momento, así no haya violado ninguna ley ni incurra en un claro abuso de poder.

En los regímenes no democráticos, para remover a un mal gobernante de manera anticipada sólo queda la vía ilegal o violenta. Esto último genera elevados costos sociales. Y sin embargo, eso ha ocurrido en varias ocasiones en la historia, cuando una sociedad decide que preservar al gobernante en el poder hará mucho más daño que derrocarlo. Es frecuente que incluso en una democracia los opositores y disidentes consideren que el gobernante en turno es muy dañino al país y deseen que termine antes de tiempo.

Dentro de los disidentes, hay quienes sostienen que una remoción ilegal de López Obrador provocaría inestabilidad política y graves problemas de gobernabilidad. Al parecer la mayoría de comentaristas críticos así lo vemos. Pero varios disidentes de distintos sectores consideran que incluso la remoción para 2022 sería demasiado tardía, no digamos en 2024, y que debe buscarse la remoción de AMLO ya, y como sea. Hay grupos que eso promueven abiertamente. Y si la crisis económica se profundiza, y tardan los signos de recuperación, quienes así piensan probablemente tenderán a aumentar. Hay de hecho una polémica entre quienes dentro del bloque disidente se pronuncian por la vía legal y los que aceptan cualquier ruta para que AMLO salga del poder. No veo condiciones para que la vía ilegal fructifique; los dos actores clave de ello, EU y el Ejército, están con AMLO. Pero sí tiende a generarse mayor confrontación y polarización social de la que hemos padecido, algo nada saludable para el país, y menos en tiempos de crisis.

Profesor afiliado del CIDE. @JACrespo1

Google News