“… está claro que la responsabilidad de la seguridad en el estado es de las autoridades del estado; seguiremos apoyando a la federación en lo que corresponde a los objetivos, pero estos objetivos no serán prioritarios para el estado”, expresó de manera atinada Juan Martín Granados, secretario de Gobierno de nuestro estado, esto, después de un fin de semana violento en los límites de Querétaro con Guanajuato y al menos 4 homicidios en la capital queretana.

Querétaro ha dejado de ser un lugar tranquilo para vivir, la ola de inseguridad ha alcanzado a nuestro estado, si bien los niveles de violencia e inseguridad no se comparan con los de Guanajuato, —por mencionar un ejemplo— el panorama no es nada alentador, la diferencia radica en el tipo de delitos que se cometen, según datos de Semáforo Delictivo Nacional, nuestro vecino al oeste ocupa el lugar número 6 en homicidios, el 5 en narcomenudeo pero curiosamente está en el último lugar en secuestro, posicionándose en el lugar 32 como la entidad donde menos secuestros se registran, por tal motivo el secretario de Gobierno no se equivoca al decir que los objetivos de la federación en materia de seguridad distan mucho de lo que Querétaro necesita.

Para entrar en contexto es importante diferenciar entre delitos del fuero federal y delitos del fuero común, en los primeros encontramos: el narcotráfico y otros delitos contra la salud, ataque a las vías de comunicación, contrabando, etc. En los delitos del fuero común encontramos: homicidio, robo a transeúnte, robo de vehículo, robo a casa habitación, robo a negocio, lesiones, entre otros. En resumen, los delitos del fuero federal son aquellos que afectan la salud, el patrimonio, la seguridad y la economía de la nación, los delitos del fuero común son los que atentan de manera directa contra las personas —dicho esto en un sentido estrictamente individual—.

Es cierto que en Querétaro aun podemos salir a la calle sin el temor (más o menos) de toparnos con enfrentamientos entre grupos del crimen organizado o de estos, contra elementos de seguridad pública, sin embargo el panorama es igual de alarmante que en otros estados donde esto sí sucede; según cifras de Semáforo Delictivo Nacional publicadas en 2018, Querétaro ocupa el tercer lugar a nivel nacional en robo a vehículo, (tan sólo una posición abajo del Estado de México) el lugar número 10 en narcomenudeo, el número 5 en robo a casa habitación y robo a negocio, comparado con San Luis Potosí, Guanajuato, Michoacán, Estado de México e Hidalgo, Querétaro es el estado dónde más se cometen estos últimos dos delitos.

Los problemas que más lastiman a las y los queretanos son del fuero común, por lo tanto su regulación no está en manos de los legisladores federales pero esto no quiere decir que nos quedemos de brazos cruzados, como diputada federal he impulsado dos iniciativas cuyo objetivo es dotar de herramientas necesarias a los que hoy hacen gobierno: la creación de un Código Penal único y, a principios de marzo pasado, una iniciativa en materia de reincidencia delictiva que básicamente propone endurecer las penas para aquellos que hacen del delito un modo de vida. El escenario es alarmante, es importante que cada quien haga lo que le corresponde, cuenten con una servidora para que desde el Congreso de la Unión construyamos juntos un Querétaro mejor.

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