No deja de llamar la atención cómo con tantas facultades y obligaciones que tienen los diputados, como el crear, reformar, o abrogar leyes y decretos, contribuir con sus gestiones para destinar recursos para el mejoramiento en la calidad de vida de la población que representan, con obras elementales como clínicas de salud, escuelas, guarderías, carreteras, etcétera, lo primero que se les ocurre a estos y a los dirigentes de los partidos políticos es incrementarse el salario o aumentar el número de legisladores en los congresos federal y local como se pretende hacer en Querétaro.

El socorrido argumento para proponer un incremento en el número de diputados en el estado, es que mientras en 2005 la población era de un millón 600 mil habitantes, correspondiéndole 4 distritos federales y 15 distritos locales de mayoría relativa, en 2010, la población era de un millón 820 mil y en 2013 de un millón 944 mil habitantes, lo que significa un crecimiento poblacional de 344 mil habitantes más y de acuerdo con el Instituto Estatal Electoral de Querétaro, un listado nominal con un millón 466 mil 764 personas, ocasionando una “subrrepresentación”, pues los escaños siguen siendo los mismos, por lo que se requiere inevitablemente de ajustes en la representatividad.

Para justificar el incremento en el número de diputados se ha mencionado también que existe una disimilitud en el tamaño de la población que representan, pues, mientras en algunos distritos la población es bastante numerosa como sucede los distritos de la capital del estado y de los municipios conurbados donde promedian 133 mil habitantes, en los municipios serranos el promedio es de apenas 50 mil habitantes por distrito por lo que existe una sobrerrepresentación.

Ciertamente, por el crecimiento de la población en el estado podrá haber una justificación nominal, pero por los resultados presentados hasta ahora por las y los señores diputados, traducidos en iniciativas en beneficio de la ciudadanía no existe una necesidad real, por el contrario, queda en la población la sensación de una propuesta artificiosa, inventada, que representa una carga más, pues además de mantenerlos con salarios y prerrogativas que suman aproximadamente 200 mil pesos mensuales de cada uno, solo sirven para empoderar más a los grupos económicos y políticos más importantes del estado.

Dicho de otra manera, la población de Querétaro, como seguramente sucede en otros estados, aún habiendo el número ideal de legisladores, siempre ha estado subrepresentada pues estos hacen y aportan poco o nada, debido a que no tienen la preparación, la sensibilidad ni el interés de proponer iniciativas viables que detonen en el progreso y desarrollo de los mexicanos. ¿Por qué, por ejemplo, los diputados no se han preocupado por proponer un incremento de recursos para mejorar las condiciones materiales de las escuelas del país y del estado y vigilar que las autoridades los apliquen efectivamente en esas obras?

¿Por qué los diputados no sienten la necesidad de construir más y mejores aulas en beneficio de los niños, como por ejemplo, de la escuela primaria de Las Lajitas, municipio de El Marqués, que en el otoño son verdaderos hornos y en el invierno, congeladores? ¿Cómo se explica que a los políticos sí se les ocurra incrementar el número de diputados y no legislar para obligar a los gobiernos a invertir más recursos en la construcción de hospitales en favor de la población que menos tiene, sobre todo de la tercera edad que desde la madrugada hacen largas filas para alcanzar una ficha para ser atendidos? La redistritación no es, pues, una demanda del pueblo trabajador sino de quienes quieren más poder y riqueza a costa del trabajo de éste.

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