Ciertamente, como dijo el secretario de Desarrollo Social del estado, Agustín Dorantes Lambarri, en el marco de la presentación del programa “Hombro con Hombro”, creado para combatir la pobreza, aunque Querétaro se encuentra entre las entidades federativas con menor pobreza en el país, 675 mil personas viven en pobreza, uno de cada tres queretanos se encuentran en esa condición y según datos recientes del Coneval, de ese total, más de 76 mil viven en pobreza extrema.

Esta realidad, dijo, representa un gran reto. “Tenemos que reorientar y relanzar políticas sociales transversales y humanas, que impacten de forma positiva en la calidad de vida de los queretanos porque la marginación y la desigualdad no pueden seguir siendo la balanza”. Allí destacó que en la entidad, más de la mitad de la población, en 14 de los 18 municipios se vive en esa condición, particularmente Pinal de Amoles, Landa de Matamoros, Amealco y San Joaquín, que demandan una atención prioritaria.

Continuó: “la desigualdad es lacerante, Pinal de Amoles y Landa de Matamoros con cerca del 85%, Amealco y San Joaquín con más del 75% de su población, contamos con 10 municipios más donde la población en situación rebaza el 50%”, y se comprometió a instrumentar líneas de acción para combatir la inequidad en acceso a educación, salud y empleo.

Por su parte, Gloria Rendón, alcaldesa de Pinal de Amoles, el pasado 9 de octubre, también con motivo de dar a conocer el mismo programa en su municipio, informó que pese a estar trabajando con el estado y federación para mitigar las necesidades de los habitantes del municipio, el 85% vive en situación de pobreza y más del 30% en pobreza extrema, por lo que aseguró trabajaría “para bajar estos índices sobre todo materia de servicios como agua, luz, drenaje y vivienda”.

Pero Pinal de Amoles es sólo un ejemplo. Veamos el grado de pobreza en que vive la población del estado, de las menos peores del país. De la población del municipio de Landa de Matamoros, 81.2% vive en pobreza y 24.2% en pobreza extrema; en Amealco, 76.6% vive en pobreza y 25.4% en pobreza extrema; en San Joaquín, 75.8% vive en pobreza y 25.3% en condición de pobreza extrema; en Cadereyta, 72.9% en pobreza y 17.7% en pobreza extrema; Arroyo Seco, 72.1% en pobreza y 20% en pobreza extrema; Peñamiller 70.1% vive en pobreza y 17.1 en pobreza extrema; en Tolimán, 69.3% en pobreza y 17.3% en pobreza extrema.

A pesar de esta desgarradora pobreza, cuando la población desesperada solicita a sus gobernantes lo mínimo indispensable para una vida digna, es recibido con la bofetada de “no hay recursos”; “la obra que solicitan no es importante”; “no hay programas que contemplen esa obra”; “esa obra es necesaria pero le corresponde al gobierno estatal o federal” o simplemente, como hacen los alcaldes de Colón, Cadereyta, Pinal de Amoles, Huimilpan, Amealco y Tolimán: “¡Aquí se hacen las obras que yo digo porque yo soy el presidente!”

Y cuando la gente acude al gobierno estatal la canción es la misma aunque con mejor tonada. “Los municipios son autónomos, tienen recursos propios”; “No hay programas para esa obra”; “La ley nos limita hacer esa obra”. Así, a pesar de año y medio de espera, de búsqueda de entendimiento y de gestionar recursos de la federación a través de diputados antorchistas, como los más de 68 millones pendientes de ejecutarse, nos vemos obligados a protestar hasta encontrar respuesta a partir del próximo miércoles 1 de marzo en que marcharemos de Plaza las Américas a Plaza de Armas.

Nadie en su sano juicio nos podrá acusar de mal intencionados o de acelerados, o, ¿alguien duda de la necesidad de un hospital general en Pinal de Amoles, donde la gente pobre muere como moscas sin la menor atención, o de drenaje en Pie de Gallo, en la capital? Están todos invitados.

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