La República Mexicana se extiende a lo largo de dos zonas térmicas: la templada del norte y la tórrida; no obstante, debido a las cadenas montañosas y a los lugares que se encuentran a gran altura, el clima imperante al sur del Trópico es templado, y tropical sólo en las costas; en cambio, al norte del mismo, hay clima árido o seco. Estas condiciones han permitido el desarrollo de una variedad de climas, de flora y fauna, así como de paisajes naturales. Geológicamente, el territorio situado al norte del Eje Volcánico corresponde a Norteamérica y el que se encuentra al sur del mismo Eje, a Centroamérica. La geología del suelo mexicano es muy activa, ya que el país cuenta con una inmensa variedad de formas de relieve, como cadenas montañosas, mesetas, llanuras, depresiones, valles, volcanes y sus combinaciones.

Las condiciones geográficas, climáticas, orográficas, así como la actividad volcánica y sísmica a la que se encuentra expuesto el país, ponen a su población en una situación vulnerable. En México, los daños causados por los desastres naturales son mayores en términos relativos a los ocurridos en toda América Latina y el Caribe.

Por estas condiciones, las políticas de protección civil son uno de los temas primordiales en México, es importante fortalecer, entre otras cosas, las medidas de prevención obligatorias. La Organización Internacional de Protección Civil la define como “un sistema por el que cada país proporciona la protección y la asistencia para todos ante cualquier tipo de desastre o accidente relacionado con esto, así como la salvaguarda de los bienes del conglomerado y del medio ambiente”.

En la promoción y difusión de una cultura de responsabilidad social dirigida a la protección civil y al fomento de la participación social, se deben privilegiar la previsión y prevención como las mejores formas de disminuir el efecto de los desastres. Otros elementos que deben impulsarse son la vinculación interinstitucional y la difusión de la información durante las emergencias, pues constituyen instrumentos de gestión de cuyo manejo depende, muchas veces, la eficacia de las medidas de protección adoptadas.

Afortunadamente, en el embate del huracán Patricia, se generó información relevante y oportuna sobre las notificaciones de emergencias en el momento y lugar precisos: al tomarse medidas adecuadas en materia de protección civil, no hubo pérdidas humanas que lamentar. La información oportuna se convierte en seguridad, la capacidad de respuesta y la implementación de medidas de protección reducen los riesgos de desastre.

La promoción de una cultura de responsabilidad social dirigida a la protección civil basada en la prevención, previsión y autoprotección respecto de las contingencias y peligros que representan los riesgos, crea comunidades resilientes capaces de resistir y recuperarse de los efectos de los desastres de manera eficiente, logrando una mejor protección.

A 30 años del sismo del 19 de septiembre de 1985 las acciones de prevención del gobierno de la República, y sobre todo, la respuesta ejemplar de la sociedad mexicana es muestra y resultado al mismo tiempo de la conciencia y la lección que nos dejó esta contingencia.

Ex presidente municipal de Querétaro y ex legislador federal y local.

@Chucho_RH

Google News