“Las esperanzas del mundo están puestas en la gente joven”.

El pasado domingo 12 de agosto, celebramos a nivel internacional el Día de la Juventud. Una celebración iniciada en el año 2000 y que sin duda anualmente nos sirve para brindar una perspectiva mundial, nacional y local de la juventud.

Por ejemplo, de acuerdo con proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), para el año 2020 seremos la mayor cantidad de jóvenes en la historia de nuestro país.
 
Habiendo en Querétaro 643 mil 620 jóvenes entre 12 y 29 años de edad, es decir, el 32% de la población, hay que reconocer que la perspectiva de juventud se ha convertido en un eje rector en todos los sentidos: en el social, en el gubernamental, ante el mercado laboral, y por supuesto, educativo.
 
Y los datos varían, unos nos favorecen, otros no tanto. Lo cierto es que hoy por hoy, el tema de juventud es clave en el desarrollo de políticas públicas y un sector para tomar en cuenta desde cada una de las dependencias gubernamentales.
 
No es casualidad que las instituciones de educación media superior en el estado estén apostándole cada vez más a la implementación y fortalecimiento del Modelo Mexicano de Formación Dual, inspirado en los sistemas de enseñanza alemanes.
 
Como tampoco es casualidad que en Querétaro tengamos la primera universidad dedicada cien por ciento al desarrollo de profesionales en el sector aeronáutico; y lo mismo para el sector automotriz.
 
Tampoco es casualidad que la industria manufacturera sea el segundo sector que ocupa a más jóvenes en la entidad. Es más una causalidad.

Una sucesión de cosas llevadas a cabo por una voz que va a la alza, que exige y que no se calla ni se conforma: la voz de la juventud.
 
Hablar de la juventud es hablar del presente. Cada generación ha tenido sus propias características. Y los Millenials no nos quedamos atrás. También tenemos sueños y esperanzas, sobrelleva mos periodos de crisis y trazamos rutas.
 
Derivado de esto, ¿qué retos tenemos como jóvenes? Nuestro principal reto es ser tomados en serio y cambiar el imaginario social que ha permeado la idea de las y los jóvenes: “irresponsables”, “faltos de compromiso”, “dispersos”.  ¿Cómo lograrlo? Siendo partícipes en el ámbito político, trabajando en comunidad con el Gobierno, no permitiendo ser desacreditados por nada ni por nadie, porque sabemos de lo que somos capaces. Así como siendo vigilantes de nuestras propias oportunidades, porque demostrando nuestro potencial, el país no dudará en dejar a nuestro resguardo el futuro económico.
 
La juventud, más allá de una edad o una etapa, es un estado de ánimo. Y es ese ánimo el que nos impulsa a creer en nuestras ideas y en defender verdaderas causas. Tú, lector, sabes que así es.

Secretario de la Juventud

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