En las dos entregas anteriores hemos comentado los antecedentes del cambio de modelo económico y como ha impactado a las universidades en general; esto además de señalar que la crisis por la que pasa la UAQ no es de ahora sino que tiene más de 20 años, volviéndola una crisis institucional y la rectoría, a través de sus diversas dirigencias, ha tenido que administrar la crisis en espera de una solución, sorteando las amenazas.

Hoy, aprovecho la ocasión estimado lector para seguir aportando a la discusión sobre el tema y, a la vez, rendir homenaje, a 10 años de su fallecimiento, a un universitario, destacado creador de instituciones, me refiero al doctor Carlos Dorantes González (1942-2008).

Este 22 de noviembre se cumple una década de su fallecimiento. Director fundador de la Facultad de Sociología, hoy de Ciencias Políticas y Sociales, además de también fundador y primer director del semanario universitario Tribuna de Querétaro.

Como parte de su actividad periodística, en las páginas de Tribuna hizo el análisis del momento de crisis de la UAQ que comienza en 1997 con el cambio de gobierno panista.

Para ello, en Tribuna del 24 de febrero de 1998, Dorantes González señalaba que la UAQ entonces, ni ahora, podríamos agregar, era más un espacio de calma y tranquilidad que muchos añoraban en la pax queretana cuando la Universidad era una “mezcla de intereses priistas, restos de aristocracias familiares, aspiraciones de una pequeña clase media con ascenso y necesidades de los recién llegados con fuertes intereses económicos en el estado; que en tiempos, se debate entre complicidades y confrontaciones en defensa de sus intereses”.

Sobre la crisis que se cernía sobre la Universidad, Dorantes González escribió en el invierno de 1998: “La crisis en la que se encuentra sumida la UAQ adquiere dimensiones nunca antes alcanzadas porque nos encontramos ante un problema creado y agudizado ex professo desde el exterior de la Universidad —o sea desde el gobierno federal y estatal—, bajo la mirada pasiva y poco previsora de los universitarios. Hagamos memoria a nivel nacional, la universidad queretana, por mucho tiempo, era ejemplo de tranquilidad y poco o nula combatividad, porque así comienzan los intereses “de los poderes existentes”.

Carlos Dorantes cuestionaba con sarcasmo el talante de las autoridades, que dentro de sus planes hubiera estado que la educación universitaria no costara, que fuera hecha como en la colonia por voluntarios: “¡En mala hora los maestros dejaron de ser misioneros y se convirtieron en trabajadores!”, ironizaba el académico.

En dicho texto, se destacó la coincidencia entre las autoridades federales en su intento privatizador y la idea de las autoridades locales.

Por ello, Dorantes González concluía que: “En estas coyunturas de las negociaciones, legalmente amparadas, la Universidad puede salir fortalecida para continuar, en el ejercicio de su autonomía, con una reestructuración académica y administrativa que le permita cumplir su misión cabal y eficientemente, o por el contrario se aferrará a esquemas caducos e intentará rehacer la paz queretana, ahora con el panismo.

“Como podemos ver, la crisis actual se nos presenta como la oportunidad para recrear nuestro futuro de cara a la sociedad; a una sociedad con carencias y desigualdades aberrantes, con desigualdades que no terminarán quitándole el presupuesto a la Universidad, para utilizarlo en otros ‘proyectos sociales más rentables’. No nos engañemos, en este México no existe mejor proyecto social, con posibilidades reales, para terminar con las desigualdades sociales que la educación pública, y esto sólo los que tienen asegurado su futuro económico pueden intentar negarlo”.

Hace 20 años iniciaba este proceso de crisis que hoy no ha terminado, por ello, el pensamiento de defensa de la universidad pública sigue tan vigente como entonces.

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