Advertencia al lector: lo siguiente es simplemente un ejercicio de especulación basado, enteramente, en un análisis subjetivo y en la imaginación de su servidor. No hay intenciones electoreras ni fobias ni filias involucradas.

Enero 2021, el presidente Meade aún tiene problemas con el asunto de la legitimidad, no fue fácil ganar hace tres años, fue una elección extremadamente cerrada, muy similar a 2006, el fantasma del fraude y de una elección de Estado pesa aún sobre gran parte del imaginario nacional, las posturas ideológicas se han radicalizado como nunca antes, aunque controlables aún, preocupan manifestaciones sociales violentas en algunas zonas del país, se nota la diferencia de los distintos Méxicos, hay contrastes marcadísimos entre los estados ricos, sobre todo en la capital y en el norte, y los estados pobres, particularmente en el sur del país.

Los números macroeconómicos merecen respeto internacional, el tipo de cambio se ha mantenido relativamente estable y la inflación no es una preocupación latente, la generación de empleos se ubica casi en la misma racha de hace nueve años, creciente sí, pero insuficiente y con salarios aún castigados, aunque los números podrían merecer aplausos del Banco Mundial y la OCDE, aún falta mucho para que se reflejen en el bolsillo de la población, los niveles de pobreza apenas han disminuido y, en promedio, la mitad del país sigue con carencias de lo más básico.

El presidente Meade es extremadamente sobrio, quizá gris, no es un hombre de escándalos ni reflectores, ha tenido éxito en algunas negociaciones con gobernadores de oposición, pero en muchos casos las relaciones son más bien ríspidas, no es para menos, Morena ha logrado una cantidad significativa de gobiernos locales y tiene posibilidades de obtener más en la elección que viene, es muy factible que arañe una mayoría para el siguiente periodo del Congreso, lo que complicaría aún más el escenario.

La corrupción aún es un tema preocupante, particularmente por el destape de información sobre actos realizados en el sexenio anterior, casi nadie está en la cárcel, hay muchos prófugos y una sensación de impunidad que se agrava con índices de violencia que aún prevalecen, desde hace un tiempo se ha implementado el combate a las organizaciones criminales a través de la detección de lavado de dinero por vías fiscales, lo que ha provocado el malestar de algunos capitales importantes, pero de dudosas procedencias.

Hay nuevos liderazgos en el país, algunos más radicalizados aún de lo que fue Andrés Manuel López Obrador, al fin retirado; aparecen también propuestas alternas de tercera vía por el camino independiente y que representan un bloque importante.

El partido que lo llevó al poder es hoy una suma de voces discordantes, una cascada de reclamos, el PRI está dividido, al final nunca logró la aceptación de todas las bases y la liturgia del respeto al presidente murió cuando el primer priísta del país no fue un priísta.

A veces, parece que el presidente Meade está solo.

DE COLOFÓN. Están preparando una bomba contra el presidente azul, es reciclada de su aspiración en Hermosillo, pero ahora con punch nacional.

Google News