Imposible concluir la presente saga sin mencionar el extenso y extraordinario libro: “Las trampas de la fe” de Octavio Paz, obra de la cual sobre Sor Juana Inés de la Cruz en Enciclopedia de la Literatura en México, se lee: Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe es mucho más que el mayor estudio que se haya dedicado a una figura central de la historia de la cultura en lengua española: es, también, uno de los títulos fundamentales de toda la obra de Octavio Paz. No se trata sólo del examen de un personaje concreto y apasionante, de una obra espléndida y singular; es, en el enmarcamiento de este personaje, el mundo de la Nueva España, núcleo esencial de nuestro común pasado colectivo, y, en la confluencia de la cohetería verbal del barroco, el pervivir de la tradición hermética, irrigando, desde un sustrato medieval, aquella poética y la sociedad que la sustenta. Más aún: en los dilemas personales a que se vio enfrentada sor Juana en los últimos años de su vida son reconocibles esquemas de comportamiento análogos a los que han pautado no pocas y a menudo sombrías páginas de la vida contemporánea. De ahí, en palabras del propio Octavio Paz, las coordenadas y el propósito de este libro capital: "la comprensión de sor Juana incluye necesariamente la de su vida y su mundo.

A Octavio Paz le sedujo "la perfección de la obra y el carácter enigmático de la vida" de esta curiosa monja, absolutamente consciente de ser mujer y completamente absorbida por una pasión inédita, la del conocimiento, que, precisamente por ella, "tiene que neutralizar su sexo para poder acceder al ansia de conocer". Amado Nervo inicia su Juana de Asbaje "a las mujeres todas de mi país y de mi raza.  Los motivos de la escritura de esta biografía quedan enunciados ahí con elocuencia, pero destacan, sobre todo, el amor y la admiración del poeta por la grandeza literaria de Sor Juana Inés de la Cruz”. Reflexionándolo mejor, es difícil ubicar a Sor Juana Inés de la Cruz en el feminismo; creo que es más exacto situarla en la femineidad, adorable, extraordinariamente inteligente y por supuesto, muy adelantada a su tiempo, pues como ella escribió: “Baste ya de rigores, mi bien, baste: no te atormenten más celos tiranos, ni el vil recelo tu inquietud contraste con sombras necias, con indicios vanos, pues ya en líquido humor viste y tocaste mi corazón deshecho entre tus manos. (Fin)

Especialista en Derecho del Trabajo, 
Certificado por el Notariado de la Unión Europea.

Google News