Desde la elección presidencial de 2018 mucho se ha dicho sobre el predominio de Morena y sus aliados, así como de las condiciones de viabilidad de los partidos políticos de oposición. Lo cierto es que, en democracia, se gana y se pierde; nada es para siempre y es justo, bajo esa óptica, que habría que analizar la correlación de fuerzas a nivel nacional.

El México en el que las decisiones se tomaban desde el centro y prevalecía el dictado presidencial ya no existe, a pesar de que algunos intenten revivirlo. Quizá la muestra más clara de la importancia de entender la importancia de las lógicas locales es, justamente, el resultado de la elección de las 15 gubernaturas en juego en junio pasado.

En 2018, la coalición encabezada por Morena ganó el 61.6% de las diputaciones de mayoría relativa, el 55.5% de las ocho gubernaturas (y la Jefatura de gobierno de la CDMX), el 52.5% de los distritos en los congresos locales y el 22% de los ayuntamientos. Tres años después, la elección fue otra, Morena y sus aliados lograron mantener el 55.5% de los distritos federales pero consolidaron su fuerza en 11 de 15 gubernaturas (el 73.3%), sin embargo, se redujo su peso en distritos locales al 47.3% y, a pesar de incrementar su presencia en alcaldías, este orden de gobierno parece seguir siendo el dique que contiene el avance de Morena.

La lectura de los triunfos en las gubernaturas cobra otra relevancia. El resultado electoral en las 15 entidades donde se disputó el ejecutivo estatal da cuenta de tres categorías. En la primera se encuentran las entidades donde el partido que resultó electo para la gubernatura también gobierna, a nivel municipal, a una mayoría absoluta de la población. Es el caso de Baja California, donde Morena gobierna el 100% de los ayuntamientos; Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora donde Morena gobierna respectivamente al 89, 76.6, 71.9 y 57.6% de la población a nivel municipal y; Querétaro, donde el PAN gobierna al 87.6%.

En un segundo bloque se ubican las entidades donde la mayor proporción de la población, a nivel municipal, es gobernada por un partido distinto al que ganó la gubernatura. Ahí se ubican Chihuahua, donde a pesar de que el PAN obtuvo la gubernatura, Morena gobierna al 50.8% de la población municipal; Nuevo León, donde MC obtiene la gubernatura, pero el PRI es primera fuerza con el 35.4% de los votos y; San Luis Potosí, donde aunque la coalición PVEM-PT ganó la gubernatura, la coalición PRI-PAN-PRD gobierna al 40% a nivel municipal.

En el tercer grupo se encuentran las seis entidades restantes donde Morena obtuvo el gobierno del estado y se posiciona como primera fuerza a nivel municipal.

Es un claro prejuicio asumir que la ciudadanía expresa en las urnas el mandato del partido oficial. Estos resultados muestran lógicas locales que no se mueven estrictamente en función de las clientelas políticas, sean del color que sean.

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