La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), grupo disidente en su propio gremio desde hace 4 décadas, se ha significado por su beligerancia, trátese de marchas, plantones, bloqueos, desmanes y/o chantaje$. Por naturaleza dicha agrupación ha mostrado ser insaciable, como lo constatamos ahora que el presente gobierno ha derogado la por ellos hoy “mal llamada reforma educativa”, vigente desde hace menos de 7 años, bajo el mandato de Enrique Peña Nieto, sustituyéndola por flamante reforma, lo más cercano a un traje a la medida y aun así cercaron y prácticamente secuestraron la Cámara de Diputados, en tanto se deliberaba la aprobación de las correspondientes leyes secundarias en el interior. Y a modo de presión, en el turno del Senado para discutir y en su caso aprobar las referidas leyes secundarias, la CNTE instaló un plantón, perjudicando el tránsito y comercio de la zona.

¿Tan nociva resultó la reforma educativa de 2013, lo positivo de entonces se tornó en negativo? Veamos: Se depuraron las plantillas laborales y comisiones sindicales, se eliminó la herencia de plazas magisteriales, se recuperaron controles administrativos, se impuso severa disciplina en el manejo de recursos financieros, se aplicó sistemática actualización y evaluación magisterial, se remozó un mayor número de planteles educativos, se instituyó un descuento en los sueldos de maestros faltantes, causando baja con la acumulación de 3 faltas consecutivas sin justificar; se instauró la evaluación magisterial, alcanzando la cobertura universal en primaria y casi en secundaria y en educación media superior. Lo anterior bajo el lema de que “los alumnos aprendan a aprender”, con menos memorización e impulsando la enseñanza del inglés. El sentir al respecto del presidente López Obrador es que, si acaso, dicha reforma era laboral y concebida para someter al magisterio, avanzando en la privatización de la educación.

La reforma educativa ahora aprobada, entre otras innovaciones, concede el pase automático de los egresados de las normales a una plaza magisterial; eliminación de la evaluación como método para decidir ingresos, promociones y permanencia; representación sindical en la asignación de plazas y en los comités que manejarán —junto con padres de familia— discrecionalmente los fondos para la construcción y mantenimiento de escuelas; educación obligatoria hasta los 18 años bajo la supervisión de los respectivos padres de familia.

Una camarilla de profesores de la Coordinadora, empoderados y soberbios, se echaron la puntada de proponer que el nombre de la CNTE sea inscrito en letras de oro en el Salón de Plenos de la Cámara de Diputados. Hágame el favor.

Cuántos irrecuperables días y semanas desperdiciadas en cada ciclo escolar porque la vocación magisterial se manifiesta más en la grilla que en las aulas. De nada servirá seguir reformando reformas si no combatimos la mediocridad educativa con una verdadera y responsable educación de calidad. Remitámonos a las pruebas: En el último test de pruebas PISA-2016 realizado por la OCDE, participaron cerca de 540 mil estudiantes de 15 años de 72 distintos países. A nivel país, México ocupó el sitio 58, en matemáticas el 56 y el 55 en lectura. En el ranking U21 de los sistemas de educación superior 2019, México se colocó en el sitio 47 a nivel mundial. En el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial (WEF), en cuanto a educación superior y capacitación, México obtuvo el sitio 102 entre 137 países.

Irónico, la CNTE se planta en Reforma pugnando por la Reforma.

Analista político

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