Por las últimas semanas de octubre se presentará un estudio firmado por diversas instituciones de prestigio en el país, entre ellas el CIDE, el Inacipe, la UNIES, el Congreso Mexicano y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM con el apoyo de varias universidades más en el país.

La Consulta Nacional sobre el Modelo de Procuración de Justicia destaca diversas problemáticas, valga la redundancia, en la impartición de la justicia mexicana y, más allá, de la impunidad reinante en el país, pero sobre todo señala un pendiente relevante: la necesidad de la implementación de la Fiscalía General de la Nación mediante la aplicación de una reforma pendiente en el Senado y su principal obstáculo, que tenía nombre y apellido: Raúl Cervantes.

Desde que Ricardo Anaya y el Frente Ciudadano por México revivieron y, luego, politizaron el tema del Fiscal Carnal, Raúl Cervantes se convirtió en una presa injusta del escarnio público, dijeron que sería el encargado de proteger los intereses de Peña Nieto una vez que terminara el sexenio, dijeron que era un títere del PRI, dijeron que era una tapadera para la corrupción, un Virgilio Andrade reloaded, dijeron que habría que vetarlo casi casi creándole una ley a modo que le impidiera, siquiera, aspirar al cargo… y nadie le puso cara, nadie defendió al Procurador que dejó de lado las grillas por el derecho, con resultados visibles aunque, siempre, cuestionables.

Cierto, Cervantes extraditó al Chapo a Estados Unidos y detuvo a Javier Duarte y a Roberto Borge y medio contuvo la bomba, siempre latente, de Ayotzinapa y le tocó el caso Yarrington donde, al menos, hizo que los estadounidenses en la administración Trump admitieran que México tuvo participación en su detención en Italia y avanzó en acuerdos de inteligencia con varios países y se le quedó en el escritorio el caso de Odebrecht.

Cervantes es rejego a los medios de comunicación, no le gusta la exposición ni la grilla y, creo, que le chocan las cámaras de televisión, es un tipo que se ha formado en la iniciativa privada y ha cobrado bien por su trabajo, sí, es un tipo millonario al que le sobran recursos para uno o tres o los Ferraris que se le vengan en gana, no necesitaba de un puesto para engordar una cartera que ya le desborda.

Era imposible su transición como fiscal desde que el tema se politizó, así lo apuntamos en estas páginas hace varias semanas, pero, parece que al carnal lo dejaron solo, lo sacrificaron sin avisarle y, en una posición que poco se ve, optó por la dignidad.

Guante blanco al congreso, ni regresa al Senado ni le interesa otro puesto, ahora les toca a los senadores, en uno de los momentos políticos más álgidos del país, ponerse de acuerdo y echar avante una Fiscalía General de la Nación que urge, ya no hay fiscal carnal que les estorbe, ¿cuál será el pretexto?

Tan cuesta arriba la tarea que el mismo Peña Nieto ya vaticina que el fiscal podría elegirse hasta pasada la elección, total, ni nos urge un sistema de justicia en el país, bien podemos esperar un año más… o dos, o tres, o cuando sus señorías convengan.

DE COLOFÓN.— Si el desafuero de Abdalá se combate en el pleno y se usa la aplanadora el costo político será devastador.

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