Con la salida de Dennis te Kloese, como Coordinador General de Selecciones Menores, se abre un área de oportunidad enorme para desarrollar aún más un rubro que siempre ha sido exitoso en nuestro país. Yon de Luisa confió en Ricardo La Volpe cuando fue presidente del América y, sin el afán de caer en promotorías, porque no es ni será nunca mi premisa, estoy convencido de que ese trabajo encajaría a la perfección en este entrenador, quien ha dedicado su vida a la formación de futbolistas.

En Argentina han hecho algo similar al nombrar a César Luis Menotti como el responsable de llevar a los seleccionados menores, sabiendo que su experiencia es fundamental para el desarrollo. En México, quien vino a cambiar el chip en los futbolistas fue precisamente Menotti y La Volpe fue su disciplinado alumno desde que fue dirigido por el Flaco. Pocos saben o se acuerdan que el ex entrenador del América fue campeón mundial en 1978, con Menotti en el banquillo.

La Volpe ha tenido en su trabajo el desarrollo y formación de niños y jóvenes. Sus alumnos más destacados son Rafael Márquez y Andrés Guardado, pero a su lista se le deben sumar decenas de futbolistas que, de no haber sido dirigidos por él, a lo mejor ni a debut en Primera División habrían llegado. Es de los que sí confían en los jóvenes y niños, de los que se atreve a dejarlos jugar en estadios de máxima exigencia y presión. Su más reciente descubrimiento, Diego Lainez, fue vendido al Betis en 17 millones de dólares.

Desde su debut como entrenador con los Halcones de Oaxtepec, hasta su más reciente chamba en el América, siempre estuvo pendiente de los jóvenes, así que si se atrevieran a tenerlo como responsable deportivo de las Selecciones Menores, tendría todo el material humano de México a su disposición y podría implementar desde su estilo de juego —por cierto, alabado por Guardiola— hasta la formación de valores futbolísticos que tanta necesidad tiene el balompié mexicano. Con plena libertad desde la elección de los entrenadores, seguramente habría buenos resultados.

Lo único que podría detener a La Volpe es el propio La Volpe, que no esté interesado en este proyecto y que siga esperando oportunidades para regresar a Primera División. Ricardo tiene 66 años de edad y mucha fortaleza mental y física. Es odiado por muchos por su apasionamiento y arrogancia que muestra cotidianamente, pero nadie puede negarle su talento para fabricar jugadores. En tiempos donde parece que ha regresado la normalidad a las Selecciones Nacionales, sin oradores o coaching que no servían para maldita la cosa, podría ser una buena idea, por lo menos pensarlo, de parte de los directivos. Por cierto, uno de ellos formado por el propio Ricardo La Volpe como lo es Guillermo Cantú.

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