Como si a la sociedad mexicana le faltara algún motivo de preocupación, desde hace 24 meses las vacunas que componen el cuadro básico para la niñez y adultez han escaseado. La razón: inexplicablemente el gobierno federal ha decidido comprar menos vacunas que las que el pueblo de México necesita.

Las vacunas no son un bien suntuario o prescindible, sino la mejor herramienta para volver exigible el derecho a la salud y disminuir los gastos que el sistema público de salud tendría que hacer en caso de enfermedad.

El esquema de vacunación infantil mexicano se integra por 14 vacunas que protegen contra alrededor de 20 enfermedades, sin embargo, con el gobierno de Morena la cobertura no llega ni a 80 por ciento.

Por ejemplo, en 2016 se adquirieron 14 millones de dosis de la vacuna contra la tuberculosis y en 2021 solo 83 mil, a pesar de tratarse de una de las enfermedades más letales y que amenaza a los más pequeños. Por esta acción irresponsable del gobierno, se calcula que entre 300 mil y 500 mil menores en nuestro país están en riesgo de enfermarse.

Lo mismo ha sucedido con la vacuna del sarampión, enfermedad que llega a causar serias secuelas como la infección del sistema nervioso central que puede producirse después de 10 o 20 años y manifestarse a través del deterioro mental y convulsiones.

Por la falta de vacunas es que en México sufrimos el resurgimiento de enfermedades clasificadas, hasta hace unos años, como eliminadas y altamente agresivas.

Y qué decir de las vacunas para el tétanos neonatal; de la DPT (difterina, tosferina y tétanos) para mujeres embarazadas; influenza; hepatitis B; neumococo y hexavalente que protege contra difteria, tos ferina, tétanos y polio.

Estamos frente a decisiones políticas que han reducido entre 30 y 90% la compra de dosis de vacunas, afectando con ello a los más pobres de México y volviéndolos más vulnerables a sufrir enfermedades.

A la luz de los hechos, el desabasto de medicamentos, vacunas e insumos que el sector público de México requiere traerá mayores consecuencias de las visibles, pues la salud es un estado que no puede esperar a que el gobierno de Morena se decida a tomar las decisiones necesarias para salvar millones de vidas y garantizar calidad de vida. El PRI exige que se suspenda la rehabilitación de estadios de béisbol y construcción de una refinería y un tren, para invertir en lo que México necesita: salud.

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